La cuestión de los tratos es que apestan.

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Desde este día hasta llegar al último día de la semana, somos aliados de sangre. Al terminar, todo entre nosotros culminara, ¿Es un trato?

Trato...

...

Los días eran cada vez menos para el primer día en la tan esperada universidad, estaban cerca de las despedidas y las lágrimas que serían presentes por cada amigo que desde el prescolar habían estado unidos y sin importar el cambio de salón nunca perdieron el contacto, siempre juntos, se habían prometido, el tiempo ni la adolescencia que juraba exterminar su inocente amistad los haría alejarse los unos con los otros. Nunca olvidaron que sería doloroso, sobre todo cuando compartían momentos y sus corazones comenzaban a palpitar al recordar lo que acontecería sobre ellos, lo sabían, estaban conscientes que el dolor los haría dudar de irse de vez en cuando, pero que también era inevitable. Era doloroso, aun cuando faltaban días los corazones ya estaban palpitando con ganas de romper en llanto cuando ese día llegara. El adiós.

El adiós que compartían... todos lo demostraban y no había vergüenza en ello ni con el chico "más rudo" de su escuela. El sentimiento era mutuo, al menos eso se supone que contaban los pasillos de la escuela... pero él siempre será la piedra del rio. Cartman no parece afectado de ello en lo más mínimo.

Simplemente nos odiamos

Kyle, no tenía ni idea de cómo habían llegado hasta este punto.

En sus mejillas llegó a sentir aquella brisa nostálgica que brinda la llegada de otoño, el viento movió los mechones rebeldes fuera de su confiable gorro para cubrir su visión hechizada, cómplice de la naturaleza que se obstinaba en cubrir la pureza que aún se preservaba cuando Cartman sonreía de una manera indescriptible hacia él, solamente a él y a nadie más... el anochecer despidió al atardecer, sus sombras habían desaparecido al igual que la de los arboles -las luces del hogar estaban apagadas para apreciar esa noche pacifica-, las estrellas formaban figuras deformes para ojos curiosos sin conocimiento de astronomía. Su compañía, aparte de sus presencias y las luciérnagas alrededor de los árboles, eran esas centellas chispeantes colocados en el cielo pues la luna decidió no hacer aparición frente a ellos, cosa que Cartman decidió atribuir como el destino advirtiendo de su unión maldita pues su combinación era una abominación; basta decir que no le hizo gracia tal comentario y le torció la boca para dirigir el desprecio ante tal ingratitud.

Eso no le importa al chico, al contrario, le divertía hacerlo enfadar con palabras que no tenían valor ni peso sobre su alma, y sin remordimiento se recostó cómodamente en el tejado, con el plato en su barriga y un saco de monedas de oro atado en la hebilla de su pantalón, se dispuso a disfrutar la frescura de la noche con la dicha de su alegría brotando a cantaros. Palpo su lado izquierdo para que el judío tomara comodidad junto a él, ver los cielos juntos después de consumir un postre especial para diabéticos, cosa que Kyle agradeció y le extraño tal gesto de amabilidad. Esa noche, ninguno pronunció palabra alguna ya que cualquier frase lo arruinaría.

El ambiente perfecto donde dos almas finalmente estaban descansando de su distanciamiento, el sufrimiento... una paz de su tregua.

Eso le traía recuerdos no gratos.

Fue con ese chico con quien compartió un silencio de paz profunda, el sueño demandó su dominio para quedar tendidos en una noche sin nevada y estrellas iluminando sus existencias agotadas, recuerda el contacto de sus hombros al haber dormido fuera del calor de su hogar sólo para despertar juntos y encontrar sus miradas soñolientas y, de nuevo, no pronunciar nada como un secreto entre ellos. Ese mismo adolescente de voz apaciguada y ojos tristes, era y es el causante de que sus delirios, los pesares de amor imposible, su tiempo limitado para estar a solas o divertirse con su súper mejor amigo que se burlaba de su incurable enamoramiento infantil -como si él pudiera hablar de amoríos no superados-. A cambio de todo aquello que se le arrebataba, conseguía las tardes con sudor y grasa, que sus manos estuvieran hechas una mierda total a comparación de sus días de pasar en cama hasta mediodía y pasar el resto en ver televisión, ¿Dónde quedaron sus tardes con algunas lecturas, salidas con amigos, paseos por el parque junto a Stan? Y ¿por qué no? Indagar en sitios prohibidos por su madre... era un adolescente después de todo, curioso por defecto y virtud... ¿Cómo llego a tal punto de desesperación?

Simplemente nos odiamosWhere stories live. Discover now