Cuatro

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El negro lobo caminó unos pasos adelante, alejándose de la loba blanca y entonces pensativo miró a la luna.

—Aitana, lo siento pero yo no podré vivir en el bosque abandonandolo todo. No esperé pacientemente a convertirme en esto cada vez que la Luna éste llena. Esto no es vivir, eso es lo que volvió loca a esa mujer y lo mismo está haciendo contigo.

—El loco eres tú si no crees que acabarás lastimado a tu familia o a otra gente—gruñó esta— De echo, hace unos minutos, ¿Qué crees que hubiese pasado si llegas a tranformarte delante de tus padres?.... yo te lo diré Luis...los hubieses despedazado.

—No tiene porqué ser así—habló el lobo mirándola de nuevo— estaremos preparados y vendremos un día antes al monte para pasar por esto.

—¿Y si vuelves a irte de gira?, ¿Cómo haremos?, yo hice esto para que estuviésemos juntos en libertad—habló la loba cabizbaja.

—Vivir como salvajes aquí no es vivir....vendrás conmigo. En los lugares a donde vayamos encontraremos más bosque o incluso aún lugar apartado. Tranquila todo irá bien—dijo el lobo olisqueando un ciervo que pastaba tranquilamente, no muy lejos de allí—Ahora comamos, me muero de hambre.

Pasada esa noche y con el estómago lleno, ambos chicos amanecieron desnudos y abrazados, entonces volvieron a vestirse y luego se acercaron a un riachuelo para limpiarse los restos de la sangre de su cena.

Juntos regresaron a sus casas, los padres de Aitana dieron gracias al cielo por recuperar de nuevo a su hija después de tantos meses, la chica les dijo que la habían retenido y abandonado en una casa, de la que finalmente se había logrado escapar.

Por su parte Cepeda, se inventó una llamada de un amigo y que rememorando tiempos pasados, se había ido por la ventana como había hecho tantas cuando era adolescente, para no despertarles.

Tras pasarse el día intentando tranquilizar a una asustada y algo salvaje Aitana, en la oscuridad de su habitación, el chico miraba al techo sin poder dormirse.

Sus sentidos estaban más alerta y el simple ruido de las agujas del reloj o el aleteo de una mosca lo perturbaban, por no hablar de los olores pero debía darle tiempo a su cuerpo para adaptarse.

Ambos habían quedado en tomárselo con calma y seguir con sus vidas, para Luis el tener que pasar por la transformación lobuna una vez al mes, le resultaba traumático como a cualquiera pero eso era mucho mejor que vivir el resto de sus días sin Aitana.

7. Lobos - Aiteda (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora