Hannibal

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Adam, You're a Star

[Hannibal]

Nota: los personajes de Hannibal no pertenecen, este fic es sin ánimo de lucro.

Luchemos contra el plagio entre más seamos, más se escucharán nuestras voces, no dejemos que personas inescrupulosas se lleven nuestro trabajo... propuesta liderada por Katrinna Le Fay y adoptada por Luna Shinigami.

Atentamente Luna Shinigami

Adam, You're a Star

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Hannibal

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Adam se levantó cansado, abrió los ojos y gimió, le dolía cada hueso del cuerpo, le dolía el cuello y los muslos.

Las pequeñas luces se filtraban por las gruesas cortinas del hotel cinco estrellas en el cual se encontraba en Florencia.

Sus dedos empezaron a recorrer suavemente las mordidas que tenia, dos fuertes en el cuello, aproximadamente ocho en sus muslos, cada una de ellas, mostraba la fuerza impresa de los dientes de tiburón de Hannibal en su piel.

A veces lamentaba su gusto en hombres, Nigel, Le Chriffre, Dan, y ahora Hannibal era un cruel indicador que su gusto en hombres estaba viciado e iba a terminar asesinado por alguno de ellos.

Se sentó y gimió de nuevo, resintiendo las mordidas en la espalda, estaba completamente seguro que si Hannibal hubiera querido, habría destazado su cuerpo solo para comerlo y no de manera figurativamente hablando.

Conocía el peligro en el iris de sus ojos, y podría decir, sin temor a equivocarse que Hannibal era su cliente más peligroso, porque es un hombre del cual no tendrías miedo de acercarte, un hombre al cual le contarías todos tus secretos.

Nigel tenia un aura de peligro que alejaba a los depredadores más jóvenes y débiles y alentaba a los más grandes a chocar con él, Nigel era un fumador empedernido con un boca que debería ser lavada con piedras; Jean LeChiffre, se veía peligroso, educado, pero frio, su ojo era una máscara de crueldad, y su rostro era imponente; Dan simplemente era un hijo de puta peligroso, que se juntaba con drogadictos y ladrones, pero Hannibal, Hannibal era otra cosa.

Era un doctor, educado, talentoso, cocinaba como el mejor de los Chef y trataba de taladrar tu mente para diseccionarla, suponía que había algo malo en Hannibal y aun peor, mas malo en él, porque a pesar de las mordidas, del peligro, aquel del cual se cuerpo le alertaba con un pequeño escalofrío y el temor a cerrar los ojos, aun así, cuando estaban todas las señales, él le deseaba en la cama.

Y lo tuvo.

Hannibal tampoco debió investigar mucho para saber su profesión, se encontró entre disgustado como emocionado.

Le invito a la opera y a cenar, le invito a museos que Adam aprecio, y en el fondo, el más joven reconocía la necesidad de Hannibal de estar a su lado, parecía buscar alguien más en sus ojos, podía escuchar los engranes de su cabeza cuando hablaba, cuando suavemente entraba a su mente y su subconsciente de una manera intrusiva pero delicada, ¡que maldita ambigüedad!

Porque a pesar del temor que le generaba Hannibal, de saber que era un hombre de temer, de huir, le conto de Tramell, de la mujer que plagaba sus pesadillas de luego de su intento de asesinato.

Le conto de Michael Glass, de que Adam no solo se acostó con su esposa, sino con el mismo Michael, lloro por primera vez en años en el regazo del medico luego de tener sexo.

Adam, You're a StarWhere stories live. Discover now