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06/ Enero/ 1989

Summer:

Pasando por los pasillos del aeropuerto, me preguntaba que tan necesario era tomar ese puñetero vuelo a Seattle. No voy a mentir, la despedida con Axl fue de alguna manera dolorosa, era como si alguna fuerza extraña me lo fuera a arrebatar, como si se me negara la oportunidad de volver a verlo. Ya había estado sintiendome algo extraña respecto a lo nuestro estos últimos días.

Últimamente estabamos en una mala racha, él se enojaba y yo me enojaba o al revés, no lo solucionabamos nada hasta que alguno de los dos dejara el orgullo a un lado. Nunca habíamos pasado por algo similar, eramos en pocas palabras la pareja perfecta hasta que sucedió aquello en NY gracias a mi madre, a los tontos argumentos de Axl y a mi poca tolerancia a las opiniones ajenas. Esa noche me comporte como toda una inmadura y desde ahí la culpa no me dejaba, juro por mi vida que jamás quise que Axl pensará que no me hacía feliz. Prácticamente él era por quien vivía y por quien moriría sin pensarlo. Él era sin dudarlo, el amor de mi vida.

- ¿Señorita Rose? - escuche a mi lado derecho la voz de una mujer un tanto susurrante.

- La misma- le sonreí a la ancianita que me había llamado.

- Hacen una linda pareja- señaló a la pantalla de mi teléfono, ni si quiera era conciente de que estaba mirando fotografías de nosotros. - Recuerdo alguna vez haberlos visto el verano del año pasado en las hermosas playas de Miami Beach, se miraban con tanto amor, aquella manera en la que te miraba era casi inexplicable- ambas reímos un poco sonrojadas- me recordaron a mí y a mi amado esposo Will cuando éramos jóvenes, claro que nosotros éramos un poco más penosos con las muestras de amor en público- me miro con cierta gracia en su mirada y de nuevo reí ahora un poco más acalorada que antes.

- ¿En serio? ¿Y dónde está su esposo ahora? - pregunté un tanto curiosa, sin embargo la cara que puso después me dió a entender que la había hecho sentir mal ¡Bravo Summer! - Lo siento, yo no...

- Está bien, nada dura para siempre, se enfermo de cáncer y duro 3 años enfermo hasta que el año pasado él tuvo que partir- quise abrazarla, juro que lo quise hacer pero no sabía cómo se lo iba a tomar. Una pérdida así era algo que no podría manejar, no sabría cómo hacerlo, Axl era mi talón de Aquiles, perderlo a él sería mi sentencia de muerte.

- ¿Puedo preguntar cómo se siente?- el dolor en mi voz fue difícil de ocultar.

- Estupenda, lo conocí cuando tenía 13 años, él apenas tenía 16 ambos juguetones y traviesos. Nos hicimos novios cuando yo cumplí los 17, estabamos muy enamorados, pasamos 2 años siendo novios hasta que me propuso matrimonio. En mis tiempos la gente solía casarse muy jóven y ya ves que no fui la excepción- aclaró con obviedad- Ahora tengo 85, compartí con él prácticamente toda mi vida, me quedo tranquila al saber que estoy más cerca de estar con él nuevamente.

- Es una linda historia de amor ¿sabe? Desearía pasar el resto de mis días con Axl, cuidarlo, protegerlo, amarlo hasta mi último suspiro. Supongo que lo que dije es parte de lo que una esposa debe hacer, pero juro que nunca en mi vida he querido dar tanto por una persona- la ancianita me miro con nostalgia y una media sonrisa de lado.

- Estés con él o no, sé que lo harás linda- me guiño el ojo y se levanto para tomar su pequeño maletero ¿Qué había querido decir? La imite, tomé mi maleta y me dirigí a la zona en donde recogen los boletos de avión para acceder a este.

Tomé un largo suspiro y decidida a dejar mis tormentosas ideas atrás, subí al avión y tome asiento en el lugar que me correspondía. Luego, la voz de la aeromoza inundó mis oídos.

- Buenos días, Sras. y Sres. En nombre de Skyscanner el comandante Roger Gilbert y toda la tripulación, les damos la bienvenida a bordo de este vuelo con destino a Seattle, cuya duración estimada es de 17 horas  8 minutos- uff sería un viaje largo. - Por motivos de seguridad, y para evitar interferencias con los sistemas del avión, los dispositivos electrónicos portátiles no podrán utilizarse durante las fases de despegue y aterrizaje. Los teléfonos móviles deberán permanecer desconectados desde el cierre de puertas hasta su apertura en el aeropuerto de destino. Muchas gracias.

Un par de instrucciones más y estabamos listos para despegar, así que me apresure a escribirle un mensaje rápido a Axl.

《El avión ya va a despegar, silenciare mi teléfono hasta que llegue a mi destino, prometo llamarte en cuanto llegue al hotel. Te amo》

Un par de segundos después y llego su respuesta.

《Ok, por favor cuidate mucho amor.》

Un poco más tranquila decidí relajarme y poner mi celular en modo avión.

(*)

Axl:

- ¿Seguro que estarás bien Rose? No queremos que te de otra crisis, por eso, si quieres que nos quedemos solo dinos, no hay problema. Puedo mandarle un mensaje a Meegan y decirle que no llegare a casa hoy, sabes que lo entenderá- Hudson no dejo de insistirme en todo el camino, ¿tan grave me veía? Apuesto a que si, porque ninguno de los dos dejaba de mirarme preocupado.

- Slash, estoy bien, nada del otro mundo, he pasado por esto desde que era un niño, tengo mis medicamentos adentro, estaré genial- traté de responder de la mejor manera, pues una de las cosas que me ha enseñado Summer es a relajarme en momentos como este. Según ella lograba calmarme cuando me pedía respirar pero realmente era su cuerpo parado frente al mío, sus manos sosteniendo mi mandibula y sus ojos posandose sobre los míos. Era ella y su maldito olor, mierda como la iba a extrañar. Volviendo al punto, ambos ya me habían estado tocando las pelotas con tantas preguntas, pero ya no me dejaría llevar por mi mal humor.

- ¿Estás así porque Summ salió de la ciudad?- ese era Del con sus estúpidas preguntas.

- Deja de molestar James, vayanse a casa solo les pido que mañana traigan mi auto a medio día y si quieren, desayunamos todos- no quería levantarme y no tener nada que hacer, menos estar solo en casa. Beta ahora se encontraba en Brasil con sus hijos y Summer no tenía ni un día afuera.- ¿Les parece?

- Claro, entonces nos vemos. - Slash abrió los seguros y pude bajar del auto, cerre la puerta y me encamine a la entrada de mi hogar.

Nunca supe porque quise una casa tan grande, igual y era porque quería tener mil y un hijos con mi chica. Formar una familia inmensa, tener muchos hijos y que ellos me dieran más nietos. Un espacio totalmente libre para todos; sobre todo un lugar en donde Summ y yo pudieramos ser felices. Sonreí automáticamente al imaginar a Summer cargando a un pequeño bebé en sus brazos, sonreí al imaginarmela riendo y jugando con nuestro futuro primogénito y sonreí al imaginarme un bebé de ambos. ¡Joder! El día en el que ella llegara le haría un maldito bebé justo en esta sala.

Y con esa idea en mi cabeza pude estar tranquilo el resto del día.

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⏰ Última actualización: Dec 02, 2018 ⏰

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