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Llamada entrante de "Señorita ____".

Inmediatamente contesté la llamada, sin dudarlo.

—¿Está en su casa?– Pregunto una voz suave.

—No señorita, acabo de salir del trabajo.– Le respondí aflojando un poco el nudo de mi corbata.

—¿En donde queda?–Pregunto.

—En la Avenida Broadway, Empresas Ji...– No terminé de hablar.

—Estaré allí en 10 minutos.– Dijo y seguidamente colgó.

«Esto no se supone que sea así. Ni siquiera la conozco.» Gritó mi subconsciente.

Mientras que mi mente pensaba en la pasada ocasión, no pude evitar la calentura y el rubor en mis mejillas. Tomé un papel del escritorio a agitarlo para echarme aire, esperando que se me pasará un poco la calentura.

Pasados unos cinco minutos empecé a guardar los papeles en mi maletín. Tomé mi celular y apagué la luz de mi oficina. Caminaba haciendo reverencias a la gente que se me cruzaba hasta llegar a la salida. Un auto negro, completamente encerado y con cristales polarizados se detuvo frente a mí. La puerta se abrió dejando ver a _____ con un vestido ajustado, asimétrico y de color azul.

—Súbete.– Ordenó.

Lo más que me molestó es que le obedecí como perro faldero. Ella me miró de arriba abajo, seguramente no esperaba verme con lentes. Llevaba unos pantalones de vestir, ajustados a mi medida, una camiseta de botones blanca, corbata negra y como mencioné anteriormente los lentes.

—¿Qué haremos hoy?— Pregunté tímidamente, no sabía qué hacer o cómo actuar. Me acomodé de nuevo mi corbata y los lentes al sentir su mirada penetrante.

—Tú solo disfruta el momento. Te recomendaría que no hicieras eso de nuevo, claro si no quieres terminar teniendo sexo frente a tu trabajo.— Dijo mirándo atentamente mis labios para luego jalar de mi corbata y chocar contra mis labios. De nuevo sentí esa sensación dulce, pero a la misma vez amarga, el sabor del cigarro lo podía sentir yo, a través de sus labios. Me sentía delirar por la forma en que se movían sus labios, por primera vez me sentí completamente inconforme con solo un beso.

Se separó de mí bruscamente y comenzó a conducir rápidamente hacia un lugar desconocido. Me sentía totalmente inseguro, pero preferiría no decir nada.

Detuvo el auto en un callejón sin salida, no pasó ni un segundo cuando se quitó el cinturón de seguridad y ya estaba arriba de mi.

Mis mejillas tomaban ese color característico mientras ella hacía que la mirase mientras que me tomaba del mentón.

—Quiero algo de tí.— Susurró sobre mis labios, había caído en sus redes, yo...yo quería más de ella.

—¿Qué es lo que quieres de mí?— Preguntó, ya engatusado.

—Yo de ti, quiero menos timidez.— Soltó y luego por fin dió un beso corto en mis labios para poco después llevar mis manos al borde de su traje.—Vamos...– Dijo moviéndose encima de mí.

—Pero, estamos en público.—Reclamé.

—¿Te estás negando?— Preguntó ella con voz cortante.

—No...pero, y ¿si alguien nos ve?—Le digo, yo no quería hacerla molestar pero, en realidad ¿íbamos a tener sexo en su auto?

Ella mordió su labio inferior anciosamente mientras me miraba.

—¿Crees que eso me importa, ahora? ¿En este preciso momento?– Cuestionó de mala gana, regresando al lado del conductor y comenzando a conducir en dirección a mi casa.

Una vez llegamos, frenó de una y abrió la puerta para salir, viendola ejecutar esa acción hice lo mismo  y esperé a que ella dijera algo.

—¿Qué esperas? Abre.—Dice echándose el pelo hacia atrás y un perfume embriagador se hizo presente en mis fosas nasales. De seguro me había quedado hipnotizado viendo su belleza, ella volteó y su mirada seca recorrió mi cuerpo acompañado de una media sonrisa.

Me apresuré en abrir la puerta para no quedar más avergonzado. En cuanto abrí la puerta y solté mis cosas, ____ se convirtió en una fiera con su presa, en este caso yo.

Me acorraló tras cerrar la puerta a mis espaldas y el color carmesí en mis mejillas era muy notorio, estaba muy avergonzado por el chillido que solté al estrellarme contra la pared, su sonrisa mostraba satisfacción y yo comenzaba a atemorizarme. Al fin de cuentas, era una desconocida y no sabía que esperar de ella.

—Lastima, yo en realidad quería darte la oportunidad. Tendremos que hacerlo a mi modo y créeme que desde ahora pido disculpas, si rompó algo o si soy muy brusca. Haré esto hasta que aprendas a complacer una mujer excitada sin importar las circunstancias.—Dijo y comenzó por quitar mi corbata suavemente para luego comenzar con jalones bruscos al quitar mi camisa rompiendo algunos botones de está.—Por cierto,¿tienes chocolate? Te haré llegar al mejor orgasmo de tu vida.— Habló.

—El...mejor orgasmo de mi.. vida ya me lo has dado tú...– Susurré para mí. Ella me miró con una ceja alzada y obtener por responderle; —El...el...chocolate está en el refrigerador.– Dije ya jadeante, señalando la cocina. Ella se dirigió a la cocina mientras yo seguía allí, estampado contra la pared. No me atrevía a moverme, ¿qué debería hacer? Me gustaría tener sexo con ella, pero no como ella lo propone.

Regreso con el bote de Nutella y una cuchara en mano y al verla de nuevo con ese vestido, se me habían borrado todos los pensamientos. Ella lleno la cuchara de Nutella y luego se la llevó a la boca. Mirándome fijamente se acerco peligrosamente hacia mi y junto nuestros con sabor a chocolate, se me hacía realmente rico saborear el chocolate desde sus labios. Estos se movían suavemente, pero sus acciones decían lo contrario.

Desabrochaba la hebilla de mi pantalón con desesperó, queriéndomela arrancar. Subí mis manos desde donde estaban con la intención de ayudarla pero ella me volteó y me empujó hacia el mueble más cercano. Sin querer tropecé con el jarrón que mi abuela me había regalado y lo rompí en mil pedazos. Terminé cayendo acostado en mi sofá color azul marino lamentando la pérdida de mi jarrón de piso.

A ella pareció no importarle porque ya en segundos se encontraba encima de mí. Su boca paseaba por mi cuello, su aliento caliente hacia que mi piel se erizara y sus manos paseando por mi torso me hacían estremecer.

—¿Deberíamos ir a..a mi habitación?– Invité. Maldiciendo por la voz  temblorosa que había salido de mis cuerdas vocales. Ella continuaba ignorandome, haciéndome quedar como un tonto. —Ehhm, ¿____?—La llamé.

—¿Puedes relajarte?—Cuestionó en tono hiriente.— Deja de ponerte nervioso y escúchame. ¡Quiero que me cojas!— Dijo en tono algo desesperado.

Esas palabras me hicieron enojar y comenzar hacer impulsivo. Tomé el control, cambié las posiciones. Ella me miró atenta a cada movimiento. Al ver que no comenzaba a hacer algo, alzó una ceja mientras una sonrisa burlona se formaba en sus labios.

—Y-yo...lo siento...–Al final me separé de ella, recupere la compostura. Eso es bueno.

_____ se levantó del sillón y yo la miré atenta.

—Creo que no soy lo que quieres...—Musite en voz baja aún con la mirada fija en ella.

—¿Quien dijo que yo había terminado contigo?—Habló ella acercándose de nuevo. Me tomó del cuello y me acerco de nuevo a ella para besarme. Yo solo cerré los ojos esperando el beso.— Puedes simplemente mantenerme caliente ó simplemente decirme que me vaya.

«Si es por tenerla y hacerme sentir bien, me dejaré hacer lo que ella quiera porque estoy rendido a sus pies.»

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⏰ Última actualización: Jan 14, 2020 ⏰

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