Una Deliciosa Tortura

1. Sentencia: Impel Down

hola a todos. He decidido compartir mis fics que tengo en AY a Watppad, comenzando con este fic, gracias al cual conocí a muchas personitas. Esta historia data del 2011, y procuré que algunas cosas fueran fieles a la historia original de One Piece, de Eiichiro Oda, pero con la historia actual creo que muchas cosas ya no cuadran xD igual es un AU, así que no creo que afecte mucho... en fin, los dejo con el primer capítulo...

Agradezco y doy crédito a Kimy Mondragón por la portada nwn

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Una Deliciosa Tortura

1. Sentencia: Impel Down

- ¡Sáquenme de aquí, maldita sea!- gritaba un eufórico rubio, zarandeando los barrotes de la pequeña celda donde lo tenían recluido. El traje negro que llevaba puesto estaba todo desordenado al haber pasado toda la noche en ese lugar, se veía cansado, pero no por eso se mantenía quieto- ¡Yo no hice nada!

- ¿sabías que tienes derecho a guardar silencio, verdad?- le dijo el guardia que lo custodiaba, exasperado de escuchar los chillidos del chico

- ¡guardar silencio y una mierda! ¡Ya les dije que no hice nada!- el policía usaba todo su autocontrol para no golpear al recluso, después de todo, no estaba permitido.

- eso lo decidirá el juez- el hombre sonrió triunfante y guardó silencio, dejando al prisionero hablando solo.

Pasaron un par de horas antes de que aparecieran otro par de guardias, quienes esposaron al sospechoso a base de fuerza bruta y lo guiaron hasta el tribunal, en donde se llevaría a cabo su audiencia. Los presentes murmuraban entre ellos mientras el chico caminaba rumbo al estrado; al frente de la sala, los dos abogados se daban la mano, deseando que el mejor ganara, uno de ellos defendiendo a la víctima, una mujer regordeta de mediana edad, cubierta de joyas y vestida elegantemente, y su hija, una preciosa chica de apenas quince años, la cual no paraba de llorar; del otro lado estaba el abogado que defendería al acusado, el cual tenía las manos metidas en su maletín, ordenando algunas cosas.

El rubio miró con desdén a la mujer antes de tomar su lugar en la sala, justo enfrente del juez. Éste golpeó un par de veces el estrado con su martillo, haciendo a todos en la sala callar en un instante. Uno de los guardias se paró frente al demandado con un libro en mano, haciéndole jurar que de su boca no saldría más que la verdad. Una vez hecho el juramento, la audiencia prosiguió.

- Kuroashi Sanji- habló el juez en grave voz- es su nombre, ¿cierto?

- sí señor- se apresuró a contestar

- ¿sabes de qué cargos se te acusan?- hubo un breve silencio en la sala- eres sospechoso de violación de una menor de edad

- ¡eso no es...!

- ¡¡Silencio!!- ordenó el juez- el abogado del demandante, prosiga- cedió la palabra al hombre, quien se puso de pie

- con gusto, señoría- se acomodó los lentes y continuó- mi clienta, Itagaki Hiyori-sama acusa a Kuroashi Sanji de atacar a su única hija, Itagaki Yui

- ¡no es verdad!- exclamó Sanji

- ¡Orden!- regañó el juez- la próxima vez que interrumpa, será acusado de desacato. Que el demandante continúe

- sí señoría. Quisiera hacer unas cuantas preguntas al demandado- el juez hizo una señal, dándole el permiso. Sanji subió al estrado- Kuroashi Sanji, ¿usted conoce a mi clienta?

- sí. Fue al restaurante donde trabajo hace unas semanas- respondió enfadado, recordando cómo la insulsa mujer se le había insinuado, y él, como buen caballero que era, la rechazó con tanto tacto como le fue posible- insistía en que me casara con ella- se escucharon murmuros en la sala, los cuales fueron callados por el fiscal