El resto del viaje transcurrió en un tenso silencio por parte de las dos jóvenes, que trataban de asimilar lo ocurrido. Arisha, por su parte, estaba tratando de entender qué había pasado y dudando de si podía confiar en la palabra de Olya o no. Por otro lado, Olya pensaba en cómo hacer creer a Arisha en sus palabras, al fin y al cabo, eran totalmente ciertas. Tras cuatro horas más de viaje, llegaron a San Petersburgo. Ambas miraron todo con ojos nostálgicos, ellas se habían criado en aquella ciudad pero hacía muchos, muchos años que no ponían un pie allí. No le hizo falta pensar, Arisha dirigió el coche directamente a la casa de su abuela. Ella no había vuelto por allí en años, pero seguía pagando las facturas de esa casa, nunca había tenido el valor suficiente como para deshacerse de esa casa, era demasiado importante en su vida, incluso cuando había intentado dejar de sentir, esa casa seguía siendo su ancla a la realidad, su ancla a su propia humanidad.
Aparcó el coche a la puerta de la casa y se volvió hacia Olya, que miraba hacia la pequeña casa con curiosidad.
—Empezaremos por aquí —dijo con la voz dura—. Era... —su voz perdió dureza y se quebró durante un segundo, aunque rápidamente se recuperó— Era la casa de mi abuela, nuestra casa.
Dejó de mirar a Olya para centrarse en aquella casita, aunque percibió como la mujer asentía con su cabeza, dando a entender que estaba de acuerdo con su idea de empezar a buscar por allí, era un lugar como cualquier otro para empezar. Era una casa antigua, unifamiliar, situada en uno de los barrios residenciales de la ciudad. No era muy grande, pero tenía dos pisos. En el primero había una sala de estar, un baño y una cocina y en el segundo sólo había tres habitaciones.
Tras unos segundos observando la casa, suspiró y se bajó del coche. Olya lo hizo después de ella. Bajaron sus maletas del maletero, en completo silencio, y se dirigieron a la casa. Arisha sacó la llave de su pequeño bolso, la había llevado consigo porque tenía toda la intención de ir a aquella casa. Abrió la puerta. Un fuerte olor a polvo y humedad llegó desde dentro de la casa, no había vuelto a pisar en ella desde que había muerto su abuela y Devlin se la había llevado de allí casi muerta, nunca había vuelto a poner un pie en la casa.
Dio un pequeño paso dentro de la estancia, del pequeño salón, y una suave sonrisa se dibujó en su rostro al recordar las muchas tardes que había pasado allí haciendo los deberes del instituto con su abuela viendo la tele. Pasó los dedos por la superficie de los muebles, cubiertos de polvo, recordando una pequeña historia con cada uno de ellos. Después, dirigió sus pasos a la cocina. Aún había manchas de sangre en la alfombra en dos lugares. En el que había muerto su abuela y en el que ella había sido herida. Sus ojos observaron las manchas de sangre con detenimiento, recordando cada segundo de aquel día. Cerró los ojos con fuerza después, tratando de eliminar aquellas duras imágenes que se repetían en bucle dentro de su cabeza. Cuando los abrió, sus ojos percibieron algo que no había visto hasta entonces. Había un cajón medio abierto y, dentro, parecía haber una pequeña nota. Con pasos rápidos, se dirigió hasta allí, abriendo el cajón. Efectivamente, allí había una nota manuscrita por su abuela. ¿Cómo había sido posible que Alexey no la viera y la dejara allí? ¿Acaso él la vio y la dejó allí a propósito? Dejó de pensar en ello en el mismo momento en el que leyó la nota, sorprendida.
"Querida nieta:
Pensaba tener la oportunidad de contarte esto en persona, pero tengo la sensación de que va a ser imposible. Siempre he tratado de protegerte, pero creo que no voy a poder hacerlo más. Es muy probable que, cuando leas esto, yo ya no esté aquí. Supongo que te harán creer que no venían a por mí, sino a por ti, pero eso no es del todo cierto. Mi muerte estaba planeada desde hace años, desde que oí cosas que dijo tu padre que no debería haber oído. Prácticamente toda tu vida ha sido una mentira. Yo me he enterado hace poco, pero tu padre sigue vivo. No lo busques, querida, no intentes vengar mi muerte. Él no es una buena persona, te quiere coger, aunque él no quiere matarte. Sólo me matará a mí porque soy la única persona que aún te está protegiendo. Esta red es mucho más grande de lo que te puedes imaginar. No sólo se trata de tu padre, hay mucha más gente involucrada, gente que te hará creer cosas, que te intentará embaucar. No te fíes de nadie, querida, de nadie. En este mundo en el que te han metido sin que tú quieras, no hay nada blanco, ni nada negro, todo es un eterno contraste de grises. Las personas que parecen buenas, no siempre lo son y las que parecen malas, tampoco son siempre malas. Cree esto, querida nieta, y actúa en consecuencia. Escóndete, no dejes que te cojan, no confíes en nadie. En mi habitación, detrás del cuadro de "El grito", ese que tantas veces te mostré, hay una caja. La contraseña no la voy a dejar aquí, pero tú la sabes. Cada vez que te hablaba de ese cuadro te preparaba para este momento, te dije la contraseña cientos de veces, así que piensa, querida, la sabes perfectamente. Allí encontrarás muchos documentos. Léelos y guárdalos bien, allí hay mucha más información de la que podría dejarte en esta nota de despedida. No tengo tiempo de más, cariño, él ya está aquí, aunque estoy segura de que tú no morirás, él no te matará, todos cuentan con ello, excepto él, él sabe casi tan poco como tú. Te quiero, mi pequeña Arisha. Vive. Sálvate, cuídate, recuérdame
Tu abuela, Aliya"
Arisha dejó que un par de solitarias lágrimas recorrieran sus mejillas al leer aquella nota. Evidentemente, no había podido leerla antes porque había huido de allí. En aquel momento, deseó haberlo hecho mucho antes, de esa manera, era posible que se hubieran podido anticipar más, era posible que Alexey y Devlin siguieran vivos, con ella. Era posible que nada de todo lo que había pasado hubiera pasado... Pero ya era tarde. En ese momento, recordó el cuadro de su abuela y se puso a recordar todo lo que ella le había contado acerca de él.
Cuando hablaban de "El grito" de Edvard Munch, su abuela nunca hablaba de su significado, sino de lo que había significado para ella. Estrujó su mente recordando cada conversación sobre aquel cuadro.
—Mi niña querida, este cuadro es muy importante para mí. Tu abuelo me lo compró cuando nos casamos.
—Pero, abuela, el cuadro es siniestro, da miedo.
Aliya rio, mirando a su nieta con cariño, tratando de transmitirle la verdadera importancia de aquel cuadro sin decírselo claramente, no quería asustarla, no aún, Arisha era muy joven, sólo tenía dieciséis años y no quería atraparla en problemas tan graves tan pronto.
—Tú sólo hazme caso, cariño, es un cuadro muy importante, el recuerdo de mi boda, el recuerdo que me queda de tu abuelo.
Arisha abrió los ojos de repente. Joder, claro que lo sabía, claro que sabía cuál era la contraseña de aquella caja que le había dicho su abuela. ¿Cómo no iba a saberlo? Ella se lo repitió hasta la saciedad.
Con la adrenalina por las nubes debida a su descubrimiento, corrió escaleras arriba, con Olya siguiéndola de cerca. Olya hablaba, le gritaba, pero ella ni siquiera la estaba escuchando, sólo pensaba en descubrir qué era lo que su abuela tenía escondido en aquel lugar.
Por algún motivo que no fue capaz de entender entonces, su cabeza voló hasta Devlin, voló hasta la noche que había pasado junto a él por primera vez, cuando ella todavía no sabía nada de lo que el futuro le esperaba. ¿Cuánto sabría él entonces? ¿Le había ocultado algo? ¿Por qué su abuela le había dicho que no se fiara de absolutamente nadie? Con nostalgia, la joven Arisha recordó su primera vez con aquel hombre al que tanto quería y que ya no estaba con ella...
¡Hola! Como la semana pasada no pude subir capítulo por ciertos problemas técnicos, hoy os subo dos. Este y otro que subiré a continuación. ¿Qué os ha parecido este? Muero por saber vuestras opiniones. ¡Besos!
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Luces de futuro [LVDP 2]
Romance[Segunda parte de "La voz del pasado"] Arisha había decidido acabar con su vida tras enterarse de su embarazo y la muerte de sus dos compañeros, Alex y Devlin, pero cuando iba a hacerlo, alguien la detuvo. A partir de ese momento, su vida se dio la...