C A P Í T U L O | 3 |

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Me deje arrastrar por mi jefe, me tomo del brazo y me saco de aquel lugar, las personas nos seguían con la mirada confundidas, yo en lo contrario estaba un poco desconcertada por lo que hace unos momentos pasó allá atrás en el comedor.

No quería que mi jefe tuviera una mala reputación solo por el simple hecho de tener a una "Gorda" como mesera en uno de los mejores restaurantes de toda Alemania.

No pasó mucho desde que nos retiramos de ahí, cuando siento que mi brazo es liberado del aquel agarre que me estaba sostenido.

Alzando mi vista pude ver que mi jefe me llevo hacia la cocina. Giro sus talones en dirección a mi y con una voz preocupada me preguntó.

—__________, ¿Te sientes bien?—No respondí a su pregunta, solo pude agachar mi cabeza un tanto apenada.

Él se me quedó viendo unos momentos, analizaba detalladamente cada uno de mis movimientos.

—___________ mírame.—Me llamo, hice caso a su llamado y alce la cabeza para poder verlo a la cara.

Por unos instantes sentí la voz quebrada, pareciera como si lo que quisiera decir se me trababa en la garganta impidiendo hablar. No quise aparentar una patética llorona que solo lo único que hace es llorar por cada insulto que me dan.

No pude aguantar más y antes de permitir de que él pudiera decirme cualquier cosa, me adelanté yo antes.

—Señor Choi, lo siento mucho.—Finalmente hable. Me disculpé haciendo una reverencia algo avergonzada.

Ya tenía yo la costumbre de arraigar esa tradición, cosa que a mi jefe se le hacía extraño ver eso.

¡Por Dios! Tragame tierra, solo estoy haciendo un espectáculo más.

—___________, ¿Qué estás haciendo?—Pregunto confundido, reaccione al escuchar su voz dulce. 

—Estoy muy apenada con usted por lo ocurrido el día de hoy, solo me estoy disculpando.—Le dije sin más que decir, fue lo primero que se me vino a la mente.

Más que extrañado, su cara parece sorprendido.

No quiso darle tanta vuelta al asunto, volvió a verme y con una sonrisa volvió a hablar.

—_____________ por favor—Agarro mis hombros y me reincorporo en mi antigua postura de antes. —No te disculpes, acepto esa forma tan peculiar y extraña de pedir perdón. —Sonrió— Pero... No fue tu culpa, no estoy enfadado ni tampoco estoy molesto contigo, sé que fue un accidente, los accidentes pasan sabes.

Extrañada solo pude asentir.

—Pero es que yo...—Me calló poniendo su dedo en mis labios.

—No hay excusa que valga. Ya te lo dije, no tienes por qué sentirte así y mucho menos que te desanimes cuando una persona se burla de tu físico.

Me quedé a unos cuantos centímetros de él, escuchando atentamente cada una de sus palabras. Él parecía tratar de animarme, yo no quería que se preocupara sin ningún motivo por mi.

—Aún así quisiera disculparme por mi actual comportamiento, estuve muy distraída y no me fijé por donde iba. —Dije acongojada, jugaba con mis pequeños dedos gordos para no sentir tanta vergüenza.

Él negó con la cabeza.

—____________ Creo que ahora no acaba tu turno, pero... Será mejor que descanses, tómate mañana el día libre, puedes irte sin problemas, yo me encargaré de que los empleados limpien este desastre. —Termino de decir para una vez ya finalizar la conversación.

Nadie Quiere A Una GORDA Como TÚ [Jimin y Tú] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora