C A P Í T U L O | 6 |

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En lo último del transcurso de las horas, entre plática, risas y divertidas anécdotas de estos últimos meses que no nos hemos podido ver ni contactar, si les soy sincera. Me la pasé de lo más grandioso estando otra vez con TaeHyung, volviendome a contagiar con su inigualable sonrisa que me hace olvidar todo el cansancio que tuve al inicio del día.

A decir verdad ya supe una gran parte de lo que pasó con Tae allá en Seúl. Yo por mi parte que podría decirle a él, le tuve que contar todo lo que mis compañeros de trabajo y escuela me han hecho desde que él se trasladó a otro país, ya no tenía quién me defendería de los bravucones que siempre han querido hacerme daño, al ver que mi mejor amigo se fue al otro lado del continente, no desaprovecharon la oportunidad y a la primera que se les presento me golpearon y me humillaron en público.

En parte ya me esperaba la reacción de Tae al momento de platicarle lo que esos idiotas han estado haciéndome sin excepción.

Su cara claramente reflejaba enojo. Su mandíbula no faltó mucho para que ésta se tensará y me mirara con molestia.

Era una de las pocas veces que eh visto a Tae sumamente molesto conmigo, pero no lo culpo. Soy demasiado sumisa con las personas, que dejó que ellos me pisen y me lastimen tanto físicamente, verbalmente y psicológicamente.

Por miedo a que me puedan hacer más daño de lo que ya me han echo, me he callado tratando de que nadie se meta en mi vida personal.

Al terminar de contarle todo, tuve que rogarle a Tae de que no le dijera nada a mi abuela por miedo de que ella termine por hacer un escándalo en la escuela o que por consecuencia me despidan del trabajo.

Al principio Tae se negó y estaba decidido decirle a mi abuela y a mis padres lo que esos idiotas me estaban haciendo, pero por más que le rogaba "casi" de rodillas, termino por aceptar.

Solté un suspiro aliviado por la atente respuesta de mi amigo, no pasó mucho hablando de nosotros cuando la luna empezaba a reflejar su inusual brillo pegando el vidrio del restaurante a nuestros rostros.

¡¿Válgame Dios, ya es tarde?!

Sin siquiera ver la hora que marcaba mi teléfono, agarramos nuestras cosas y salimos a paso veloz de ahí. Después de 30 minutos llegamos a mi casa, mi abuela recibió a Tae con un abrazo y con una gran sonrisa plasmada en sus labios arrugando su cara.

Estuvimos casi 1 hora entre plática y charlas muy animadas entre los 3, entregándole lo que le habíamos comprado con anterioridad, mi abuela se emocionó dándonos un fuerte abrazo y un "Gracias" por parte de ella. Después de eso Tae le contó todo lo que pasó en su nueva vida en Seúl y lo difícil que le fue empezar desde cero, pero que valió la pena escalar desde abajo y tener un puesto en donde ahora está, experimentando una nueva etapa en su vida.

[...]

A lo largo de las 11:30 pm Tae se tuvo que retirar, aún tenía que ir a su casa por lo trámites de su papá.

Sin quitarle un minuto más de su valioso tiempo nos despedimos con un abrazo e intercambiamos nuevos números para volver a estar de nuevo en contacto.

Y a los segundos él se fue.

Al rato me adentre nuevamente a mi casa, dispuesta a volver a comer algo y darme una larga y relajante ducha para después irme a dormir, este día fue muy estresante pero a la vez divertido, estaba demasiado cansada para pensar en lo que haría mañana, así que empecé a encaminarme a la cocina para tomar un aperitivo e irme a mi cuarto.

Antes de poder irme a las escaleras escuché el llamado de la melodiosa voz de mi abuela que me hablaba desde la sala. Sin tener nada que perder me dirigí hacía ella mientras iba tomando mi merienda.

Nadie Quiere A Una GORDA Como TÚ [Jimin y Tú] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora