C R O W N | S.M [1]

Chapter 1

'The Adventure'

Ahí está otra vez. Esa mujer.

Me encuentro sentada en el césped cálido de un pequeño valle que tiene un precioso paisaje verde por delante. En medio del paisaje, está ella. Una mujer alta, de piel blanca, pequeña cintura y caderas definidas adornadas por un vestido blanco de seda. Su cabello rubio brilla a la luz del sol; es hermosa.

Llama a una persona; una chica, más sin embargo no logro descifrar el nombre; mis oídos lo reciben pero mi cerebro no lo procesa.

—Espera, por favor— las palabras salen necesitadas de mi boca.

Me pongo de pie e intento ir hacia ella, más sin embargo mis pies están enterrados en la tierra y por más que fuerzo mi cuerpo, este no avanza. La mujer frente a mi empieza a caminar hacia un punto que no logro ver pero antes voltea a verme, me sonríe, me regala una linda sonrisa; es lo único que puedo apreciar dado que los rayos del sol me dan en la cara.

Y sin decir nada más, se va.

Se va y yo de pronto, me comienzo a hundir en la tierra, está empieza a cubrir lentamente cada centímetro de mi cuerpo, ruego por ayuda pero estoy sola; no hay nadie. Puedo sentir la tierra en la entrada de mi nariz y esta empieza a entrar en mi boca al pedir ayuda, luego la tierra cubre mi visión y no puedo respirar, para después quedar enterrada ahí.

Me despierto con un sudor frío en mi frente acompañado de mi pulso incrementado. Suspiro para tratar de clamar mi respiración y me limpio la frente con el dorso de mi mano, el sol entra sutilmente por las rendijas de la ventana y sé que ya ha amanecido.

Me levanto de mi cama y tomo una ducha rápida para después ponerme mi falda de tela, mi vestido de mangas color beige, ato los listones de mi corsé y sujeto el mandil café a mi cintura. Coloco mis zapatillas negras y amarro mi cabello en una coleta media.

—Buenos días, Julie— saluda mi madre mientras cierra la puerta de su habitación.

—Buenos días, madre— caminamos juntas en silencio, saludando con amabilidad a los sirvientes por los enormes pasillos de roca del castillo hasta que llegamos a la inmensa cocina —Madre.

La veo empezar a actuar como las demás señoras, corriendo de un lado a otro mientras entre todas, como el equipo que son, preparan el desayuno para la familia real.

—¿Si, Julie?— los ojos de mi madre se mueven con rapidez a la hora de preparar la masa para el pan.

—Pasó otra vez— murmuro temiendo que alguien indebido escuche nuestra plática pero al parecer no es necesario porque el ruido de la cocina tapa las palabras y todas están demasiado ocupadas para prestar atención.

—¿Qué pasó otra vez?— pregunta con un hilo de voz

—Ese sueño— hago una pausa —Lo tuve otra vez.

Ella deja de hacer su actividad y su rostro me mira, se pone pálido y preocupado, lo sé porque enmarca sus cejas tanto que parecen una sola.

—Oh, mi niña— hace una mueca de tristeza —¿Otra vez soñaste con esa mujer?

—Si— asiento con cautela —Pero, pasó algo diferente— suspiro y continuo —Yo estaba enterrada en la tierra.

—¿Tú qué?— exclama con fervor y se acerca a mí —Julie, cuéntame exactamente qué sucedió, qué es eso que estabas enterra—