Capítulo 1

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Empezaré a contar esta historia que puede ser muy emocionante o muy aburrida, eso ya es según tu opinión, yo sólo la cuento, lo demás dependerá de ti.
Bueno, comenzaré a contarla por mi nombre, me llamo Camila, mido 1'60, tengo el cabello lacio artificialmente y rubio naturalmente y mis ojos son celestes, en fin, esta es mi historia, o bueno... es un poquito compartida.
Soy argentina de nacimiento, me crié en Argentina y amo mi país.
Ahora me estoy mudando a España por trabajo. No es que en Argentina no se consiga el trabajo, es que me ofrecieron una oferta muy tentadora y realmente valía la pena ya que el dinero no me venía mal, y el cambio de aires tampoco.
Todo esto lo escribí desde el avión, ya que ya había dormido, escuchado música, visto películas y visto demasiado por la ventanilla.
Ya me instalé en mi nuevo departamento, es pequeño y bonito; a Sara y a mí nos sobra lugar, ella está durmiendo en su jaula aún, las pastillas para el viaje siguen haciendo efecto...
Tengo una bonita vista a un parque, que debe estar a unas 2 cuadras, tiene árboles, juegos para niños y caminos para caminar o trotar. También se ve parte del centro de la ciudad que es muy bonita e iluminada y la escuela en la que trabajaré, dado que soy maestra de kindergarten, de los niños pequeños en resumen.
Mi departamento tiene al entrar una sala-comedor que tiene pocos muebles aún ya que, como dije, acabo de mudarme, a su lado está la cocina, mi lugar favorito ya que tiene ventanas grandes. Del lado contrario están mi habitación, un armario y el baño. Adapte el armario para que sea la habitación de Sara, ya que también querrá su privacidad imagino yo. La pobre sigue nockeada.
Pero nada de esto es muy importante, todo lo importante de esta historia empezó como dos meses después de la mudanza...
Un miércoles como cualquiera, ya casi acababan las clases así que tenía poco trabajo y
decidí salir a caminar con Sara, ella se emocionaba al escuchar la palabra "Pasear"; cada vez que la escuchaba corría a traer su correa celeste. Luego de ponersela y salir, caminamos unas calles y fuimos al parque que quedaba cerca de mi departamento.
Dimos unas vueltas alrededor de este y fuimos a sentarnos a un banco, dejé la correa de Sara en mi muñeca y saquémi botella de agua de mi mochila. Sara se sentó con la lengua afuera, le eche agua y ella la bebía en el aire, como le gusta.
Me percaté de que un muchacho se sentó a mi lado, lo miré de reojo; era guapo, tenía tez blanca y cabello castaño, un poco de barba y traía consigo un pastor alemán, pero de los perros, no de los predicadores.
Sara olfateó al perro y el perro a Sara, parecían llevarse bien, comenzaron a jugar entre sí y yo sonreía divertida viéndolos.
Noté que el extraño también sonreía y de a momentos me miraba a mí. Esto me incomodó un poco pero también me dió mariposas en el estómago.
De repente un gato cruzó frente a ambos perros, corriendo desesperado.
Sara quiso perseguirlo y tiró de mi muñeca, el perro del chico también corrió, pero sin el muchacho. ¿Por qué digo sin el muchacho? ¡Porque yo había salido disparada por la corrida que había dado Sara!
Corrí con ella unos metros y logré alcanzar la correa del otro perro, justo a tiempo para tropezar y caer al pasto de cara.
-Zack! No!- escuché detrás mio.-Uy.. estás bien..?-levanté la vista para ver unos hermosos ojos miel mirándome preocupados.
-Eh...yo..si...-logré articular- Sara!.
Miré a mi perra retándola y ella bajó las orejas regañada.
-Cómo te llamas?-preguntó mirándome.
-Soy Camila.
-Un gusto, soy Victor. Uh.. tu rodilla.. ya vuelvo si?- me percate de que mi rodilla sangraba y de que un extraño me dejó con su perro, lo ví alejarse trotando, esto era abandono de persona.. o de canino...
Me senté en el pasto a esperar porque...¿Qué más podría hacer?
Los perros se sentaron a mi lado bastante juntos.
A los minutos el castaño volvió con una pequeña bolsa blanca, se puso de cuclillas y saco unas toallitas húmedas.
-Te voy a limpiar si..?-Asentí.
Empezó a limpiar el raspón de mi rodilla. Así que había ido a comprar... ¿vendas?. ¡Qué buen gesto!
Respire ondo, asegurándome de tener aire suficiente por dos razones: Uno, soy asmática. Dos, el perfume de este chico huele delicioso...
-Y... ¿por qué dejaste a tu perro con una extraña?- pregunté interesada en su respuesta mientras él me ponía desinfectante y una gasa.
Los caninos jugaban y se lamían, se habían hecho amigos.
-No eres una extraña totalmente, confío en tí.
-¿En mi?-estaba confundida por su respuesta- Apenas te conozco.
-Si, pero... cogiste la correa de mi perro... y eso quiere decir que lo cuidas...así que ya confío en tí.

Este tipo estaba del coco. Sólo por que agarré a su perro ya confía en mi, pero tiene un acento español bastante...bonito.
-Y... ¿Qué puedo hacer por compensarte?-
Su pregunta me tomó por sorpresa.
-Bueno, no hace falta.. no fué nada...
-Pero si te has hecho daño-dijo señalando mi rodilla- y además... si no tomabas de la correa de Zack, él se hubiera ido a la calle... y no quiero saber que hubiera ocurrido...
Me sonrió y achinó sus ojos miel, pues... quiza podría hacer algo por mi después de todo.
-Está bien, te propongo algo...
Me miró ansioso mientras acariciaba a "Zack".
-...vamos a cenar, a dónde quieras, pero pagamos a medias, ¿ok?.
-Vale, es un trato; ¿Esta noche te parece?
Sonreí y por dentro grité de emoción.
-Claro, pasame a buscar a las 8.
Saqué una birome y una libreta y le anoté mi dirección.
-Ahí estaré.
Nos despedimos y cada uno se marchó por su lado y con su respectivo perro.
Estaba emocionada, hace mucho tiempo que no tenía una cita... por que eso era...¿Verdad?

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