.Así.

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No puedo ni quiero obligarte a nada.

Creo que yo demostré que soy distinta al común denominador de la gente.

Pasó un año y seis meses … y no es que lo haya buscado, tan solo llegó.

Yo fui fiel a mi sentimiento por vos durante mucho tiempo.

Hasta te saludé aquel día en el que no me dirigiste la palabra, ¿Lo recordas?

Te escribí a tu mail no sé cuantas veces, me cansé de buscarte en los libros, en las películas, en el cielo.

Nunca. Nunca te comunicaste conmigo, desapareciste de la faz de mi tierra, me hiciste desconfiar de mi cordura todas aquellas veces en las que imaginé que yo te había inventado.

No trato de confundirte, esto no es tu culpa, ni siquiera la mía.

Las cosas sucedieron así y así deben ser.

Y… perdón, perdón si te lastimo o estrujo tu pequeño corazón entre mis manos, con mis palabras.

No es mi intención, de hecho nunca lo fue.

Te puedo asegurar que no voy a desaparecer, no es mi estilo.

Será que por ponerle tanto el pecho a las balas se me agujereó el corazón y cuesta tanto que siga latiendo con normalidad.

Pero yo soy así, todos lo saben.

Pienso que correr es de cobardes, y soldado que huye no sirve para otra guerra, porque nada asevera que no vaya a huir de la otra y de la otra y de la siguiente.

Así que acá estoy, tonta, torpe, ingenua, sin rencores y para qué negarlo, con un poco de miedo.

No quiero que nada salga mal, que nadie derrame ni una sola lágrima por todo este asunto. Seguiré escribiendo.

Sin embargo no puedo ni quiero dejarlo afuera de lo que escribo.

Lo siento mucho, de verdad siento mucho si eso te afecta, simplemente él forma parte de mí.

Quiero ser justa y darle en esta historia el lugar que merece.

Porque fue él quien me salvó, en todas las maneras posibles en las que un hombre te puede salvar…

La mentira mejor dichaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora