Tom es la persona que todos los Slytherin alaban astuto, inteligente, encantador y manipulador; La única excepción es Harrison Evans un Slytherin extraño, despreocupado con su apariencia siempre va despeinado con túnicas más grandes que él, junto co...
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Suspiro fuertemente mientras arrastraba los pies a través de los fríos pasillos de las mazmorras, se supone que tendría que estar en clases pero siendo sinceros no podía importante menos. Ciertamente la educación impuesta por el Ministerio no le atraía, chistes de hechizos rebosantes de color blanco que hasta un simio podría lograr, no tenía afinidad con ellos, la magia que recorría su cuerpo y que atraía su mente era más oscura, después de todo era un mago oscuro, uno poderoso, pero su padre tenia razón, no era bueno que se ganará las miradas de los demás, eso le traería demasiado problemas, tenía que tener sus poderes ocultos al menos mientras estuviera en Hogwarts.
Aceleró el paso a su sala común, mientras todos los demás estuvieran en clases él escondería con hechizos de ilusión y protección sus preciados libros, después de todo ningún fisgón debería meter sus narices en ellos, aunque no pudieran leerlos si podía meterse en problemas si alguien los encontraba después de todo eran libros que se consideraban oscuros.
Escucho un ruido en el pasillo de más adelante y se detuvo abruptamente, sacando su varita con cautela empezó a acercarse, podría ser algunos de los abusivos de su casa o Leonard Mulcilber, su acosador personal, el chico le había odiado desde primer año incluso antes de saber que era un "sangre sucia", en un principio su actitud no era tan molesta pero con el tiempo se volvió insoportable, siempre molestando hasta que terminaban hechizándose mutuamente.
Para su sorpresa el responsable de sus preocupaciones era un Gryffindor, por el tamaño pequeño de este y la mirada nerviosa que le daba a sus túnicas verdes, era un primer año.
— ¿Que hace un león en las mazmorras? Deberías estar en clases — Dije con calma guardando mi varita, no me importaba que sea mi casa rival, no me iba a meter con un menor, yo solo atacaba para defenderme, si ellos empiezan, yo devuelvo, simple.
— Yo bueno... — Bajo su mirada, se le notaba un poco avergonzado, sus mejillas iban tomando un tono rojizo — Me perdí — Dijo finalmente con su mirada en el suelo
Lo mire unos segundos queriendo comprobar si mentía, al no encontrar nada sospechoso me acerqué con mi cara inexpresiva, solía ser amable en estas situaciones, puedo ser frió y un antisocial pero no sería una mala persona solo porque prefiera estar solo.
— Bien, ¿Que clase te toca? Te llevaré — Me ofrecí amablemente sin cambiar mi expresión. El chico me miro como si fuera la respuesta a todos sus problemas, luego miro nuevamente mi uniforme, más específicamente a la insignia de serpiente en mi pecho, lo vi dudar.
— ¡Gracias! — Dijo a pesar de las dudas con demasiada emoción — Me toca Defensa Contra las Artes Oscuras —
Hice una mueca, Snape me daría un pequeño sermón de porque las clase son importantes, sin mencionar que el carácter del hombre sería un problema, solo asentí y comencé a caminar, al no oírlo seguirme, me detuve y lo mire, las dudas aún estaban en su cara pero se resignó y empezó a caminar apresurado hacia mi lado.
