Maldice.

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Maldecía sus demonios hasta ya no
poder más.
Agradecía a la vida al poder sobrevivir un día y ya.
Decía que no podría y lloraría una vez más.
Así fue, ella lloró horas y horas hasta que sus lágrimas dejaron de brotar.
Hasta que sintió que le ardía el alma de tanto dolor,
Hasta que sintió que ya no percibiría su dulce olor.
Estaba desecha, pues para todos ella era una idiota o una deprimida de mierda.
Ella había reparado a personas, pero ninguna persona la había reparado aún.
Eso fue cómo ca-boom.
Pues ella explotó hasta destrozar a todos.
No entendía que cómo todo había ocurrido.
Pues aquello no fue más que un lío.
Risas invadían el lugar,
Pero ella sólo quería gritar.
Agobiante,
Esa era la palabra y la sensación que sentía.
Pero en realidad estaba mezclada con desesperación.
Una que la envolvía y la destruía.
Una que la jodía y la hacía pensar en la vida.
En un intento desesperado gritó.
Y todos a su alrededor callaron de temor.
Pues sus gritos eran la demostración de su gran problema.
De sus sentimientos,
De sus frustraciones,
De sus decepciones,
De sus temores,
De su roto corazón,
Al igual que sus dolores.
Estaba cansada y no era físicamente,
Y eso era lo peor.
Su cansancio venía de la mente.
Y para la sociedad ella era muy diferente.
Y para la sociedad no había personas diferentes porque los tachaban de marginados.
Y para la sociedad eso no era bueno.
Era algo malo.

» Autodestructiva [Desahogo.] «Donde viven las historias. Descúbrelo ahora