2| Ataques de animales

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Stephen

Me levanté distraído por la luz del sol, me había quedado dormido en el living del primer piso del hotel

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Me levanté distraído por la luz del sol, me había quedado dormido en el living del primer piso del hotel. Eran las seis de la tarde y el puto sol no se iba, gracias al cielo tengo algo que me protege de eso una sustancia: mi propia sangre si lo sé, suena raro pero es algo necesario. Tengo que cortarme en alguna parte del cuerpo, dejar la sangre por la noche al lado de una planta y al día siguiente tomarla, muy raro... Lo hago una vez a la semana solo para que el sol no me ataque.
Subí por las escaleras hasta el piso 5, estaba tan distraído que me di un golpe con la puerta de la habitación 5-13 me mire al espejo del corredor, mi frente sangraba ¿Y por qué carajos no se cura? Respire agobiado y toque la puerta.

—¡Un momento! —contesto una mujer con acento asiático.

Hija de puta.

Jun Lie me abrió la puerta y asustada trato de cerrarla, puse un pie en la puerta dándome a entrar a su habitación.

—¡Salté de aquí! ¿Que haces aquí? —agarro una lámpara dándome a entender que iba a atacar con eso.

—¿Que pusiste en mi sangre a noche? No me digas mentiras Jun Lie.

—¿Co-omo sabe mi nombre?

Puse mis ojos en blanco, me estaba artando, como si no supiera nada...

—Si no respondes morirás Jun.

Jun Lie me lanzo la lámpara provocando una cortada en mi cachete, el cual no se curaba. La lámpara de hizo añicos, cerca de mi estaba el teléfono lo tomé y se lo lancé en su cabeza. Jun Lie cae al suelo, me arrodillo frente de ella.

—Jun Lie ¡Carajo! ¿Qué era?

—No... No es nada, es es es el ciga-arrillo —su voz estaba entrecortada.

¿Como el cigarrillo no me dejaba curar mis heridas?

—Tu cuerpo ya no recibe esas sustancias... Es como cuando empiezas a trasformarte, no quieren comida normal solo deseas sangre. Eso es lo que pasa. —siguio hablando— Te lo pido déjame en paz, sí, soy una bruja pero nunca e querido hacerte daño...

—Pero tu madre si... Serás la última de los Boo. La familia Boo terminará de desaparecer hoy mismo.

Jun Lie me miró con resentimiento, le di la vuelta, no tenía ganas de comer de su sangre sería estúpido, así que entonces puse mis manos en la garganta de la bruja y apreté hasta que dejara de respirar. No podía dejar rastro o... Tal vez si. Empecé a moderla por sus brazos, cara y cuello, desgarre su ropa y con un cuchillo hice varios cortes que parecían rasguños, también desangrandola.

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