Capítulo 50

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Estacioné mi auto en el lugar de siempre y bajé. Di una mirada rápida por todo el estacionamiento tratando de encontrar la motocicleta de Jos pero me fue imposible, tal vez llegaría tarde cómo siempre solía hacerlo. Entré a la escuela y caminé hasta mi casillero, tenía que dejar el resto de los libros que no necesitaría el día de hoy. Mientras me encargaba de volver a llenar mi casillero, escribía un mensaje para Mar informándole que ya estaba en la escuela pero que la veía en en el descanso ya que iba tarde a mi clase de Biología.

Cuándo llegue al salón de clases lo primero que recibí fue una mirada asesina de parte de Zoé, me sorprendía mucho que me estuviera mirando así, pues siempre era yo quien la miraba con odio. En fin, decidí ignorarla y caminé hasta donde estaba Chelsea sentada, le di un gran abrazó y después me senté en el asiento vacío que estaba a un lado de ella.

La clase de biología pasó demasiado rápido a decir verdad, y cuando menos lo esperaba, ya era hora de nuestro pequeño descanso. Guardé mis cosas y caminé hasta la salida del salón, pero en ese momento Zoé prácticamente me aventó contra una de las mesas sin razón alguna y salió del salón dedicándome una hipócrita sonrisa.

–¿Pero que le pasa a la estupida de Zoé?– Dijo Chelsea luciendo realmente molesta y después me miró –¿Estás bien?– Me preguntó preocupada.

–Si– Contesté –No se cual sea su maldito problema pero no le conviene meterse conmigo– Dejé en claro y después salí del salón juntó con Chelsea.

No caminamos mucho cuando Mar apareció frente a nosotras, y como era de esperarse, soltó un gritó de emoción y corrió a abrazarme.

–Te extrañe tanto– Me dijo sin quitar esa enorme sonrisa de su rostro.

–Yo igual Mar, en San Francisco miré a cientos de chicos guapos pero no tenía con quien hablar de eso, me hiciste falta– Comenté.

–Si que tienes suerte de poder salir de esta aburrida ciudad cada que tenemos vacaciones, en cambio yo tengo que estar aquí siempre viendo a los mismo chicos sin gracia– Dijo lamentando su triste vida.

Estaba por decir algo cuando miré sobre el hombro de Mar y pude ver a Diego no muy lejos de donde estábamos nosotras, pero por más que buscaba, no lograba ver a Jos cerca de él.

–Chicas ahora vuelvo– Dije comenzando a caminar en dirección a Diego.

–¿A donde vas?– Escuché que me preguntaba Mar pero la ignoré.

–¡Diego!– Llamé al chico cuando vi que tenía toda la intención de irse.

–Ah.. hola ____– Me sonrió ligeramente.

–¿Sabes donde esta Jos?– Pregunté curiosa.

–No, no vino hoy a la escuela– Me contestó.

–¿Ah no?– Dije cabizbaja –¿Pero él esta bien, cierto?

–La verdad no lo vi en todas las vacaciones así que no se que este pasando en su vida en estos momentos– Bajé la mirada, podía jurar que algo no estaba bien con Jos.

–¿Tienes su número de teléfono?– Pregunté anhelando una respuesta positiva.

–Si, pero no se si pueda dártelo.

–¿Que? ¿Acaso estas bromeando? ¡Tienes que dármelo!– Exigí.

–En toda la escuela yo soy el único que tiene su número y es porque quizás sea la única persona en la que confía.

–Yo soy su amiga– Le recordé.

–Lamentablemente– Murmuró pero alcancé a escucharlo perfectamente, sólo que no entendía a que se refería.

Tenías Que Ser Tú » J.C. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora