CAPÍTULO 9.

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Ángel.

Gruño cuando me despierta el movimiento de alguien en la cama. Afianzo mi agarre en su cintura.

- No te muevas tanto.


El dulce aroma a coco inunda mis fosas nasales.

Un momento.

¿Desde cuándo duermo abrazado a alguien?

Jamás, pero joder, he dormido como nunca.

Entonces escucho esa dulce voz. Los recuerdos de la noche anterior me golpean en la cabeza y abro los ojos.

- Ángel necesito ir al baño.


Miro esos ojos que me hipnotizan.

Al final cumplió y pasó la noche conmigo. Siendo esta la primera vez que duermo con una mujer con la que no he follado, y se siente jodidamente bien. En algún momento de la noche la barrera de almohadas terminó en el suelo y la terminé abrazando.

Creo que he tenido la mejor noche de mi vida.

Aunque el constante martilleo en mi sien me recuerda que ayer me pasé bebiendo.

- ¿Ángel?


Salgo de mi trance y la abrazo acercandola aun más a mí. Entierro la cara en el hueco de su cuello aspirando su aroma. Creo que este se ha convertido en mi lugar preferido.

- Buenos días enana.

- Buenos días rubio.- Ríe.- Pero en serio, necesito ir al baño.


La suelto de malas ganas. Si por mí fuera me quedaría ahí por el resto del día.

Se levanta y entra al baño. Me incorporo en la cama y cuando miro al suelo veo todas las almohadas que puse de barrera. Si, definitivamente había sido mi culpa que la barrera hubiese caído. En mi defensa diré que estaba dormido pero joder como me alegro.

Me levanto y las recojo, para cuando la enana sale del baño entro yo. Hago mis necesidades para luego lavarme las mano, la cara y los dientes. Cuando salgo la encuentro sentada en la cama poniéndose los zapatos, voy a mi lado de la cama donde encuentro los míos y me los pongo.

- ¿Vamos a desayunar? .- Asiente y puedo notar que está nerviosa.- ¿Juls qué pasa? .- Me acerco a ella y levanto su barbilla para que me mire a los ojos.

- Nada, vamos.- Me sonríe y eso hace que decida dejarlo pasar.


La sigo fuera de la habitación y por instinto termino pasándole el brazo por los hombros. Así bajamos las escaleras hasta llegar a la cocina donde están todos reunidos desayunando. Nada más entrar cuatro pares de ojos se nos quedan mirando. La enana se tensa bajo mi brazo, desvío mi mirada hacia ella y el rubor en sus mejillas es notable.

- Buenos días.- El primero en romper el silencio es Thiago que me echa una mirada picara.

- Buenos días.- Decimos la enana y yo al unísono haciendo que la sonrisa de suficiencia de mi mejor amigo se ensanche.


Después de una ronda de "buenos días" por parte del resto nos sentamos a desayunar. Carla ha hecho tortitas y están realmente buenas. Eso o que posiblemente lleve más de un día sin meter nada en mi estómago y todo me sepa a gloria.

- Bueno ¿cómo habéis dormido? .- La pregunta del zanahorio hace que la cocina se quede en silencio.


Ecos de Coraje.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora