Juliet.
El aroma a lasaña casera a la boloñesa inundaba la estancia. Llevamos despiertos un par de horas a la espera de que se termine de cocinar el almuerzo. El primero en levantarse había sido Mark, el cual decidió prepararnos tal delicioso manjar.
Estamos todos sentados alrededor de la mesa de la cocina. Miro en dirección al horno como si así este se diese más prisa en terminar de hacer la comida. Mi estómago llevaba una larga media hora rugiendo como si de un león enjaulado se tratase mientras la cabeza me martilleaba en consecuencia de la borrachera de la noche anterior. Era la primera vez que bebía tanto, por ello no fui consciente de lo que venía luego hasta que hace unas horas me desperté con un tremendo dolor de cabeza, la boca seca y el cuerpo adormecido. ¿La parte buena? Recordaba todo o por lo menos el noventa por ciento de lo sucedido. Recuerdo los juegos de beber, las preguntas embarazosas, como me sentía agusto y en paz con mis amigos con los que pude divertirme sin temor a que me juzgaran. Como Thiago y yo habíamos tenido una batalla silenciosa por ver quién ponía el reto más difícil o hacia la pregunta más bochornosa de contestar. El beso entre Mark y Christian. Como Thiago besó el cuello de Carla. Y ¡DIOS! el beso que me dí con Ángel.
Cuando Carla había retado a Ángel a besarme nunca pensé que este lo fuera a hacer, apenas tardó unos segundo en afirmar que si yo no tenía problemas él tampoco. Cómo tomó mis manos con delicadeza para levantarnos y ponernos frente el uno del otro. En cuanto a mí, lo único que me preocupaba es que se pusieran las cosas incómodas entre nosotros pero nada más lejos de la realidad. Sentía confianza, estaba agusto con él. Ángel era capaz de llenarme de paz a la vez que hacía que mi corazón se acelerara como si estuviera corriendo una maldita maratón.
Fueron unos segundos en los que sus suaves y cálidos labios estuvieron en contraste con los míos. Un simple beso que no tenía nada de simple. Un beso por el cual cuando nos separamos sentía hormiguear los míos. Aún podía sentir el suave roce de sus labios.
Al separarnos sentí como mis mejillas se teñían de rojo. No podía mirarlo a la cara, la vergüenza me embargaba.
El recuerdo de como le pedí que durmiera conmigo. ¡Ay dios! ¿¡Cómo fui capaz de hacerlo!?
Claro, si no hubiera sido por el alcohol que había en mi organismo no lo habría hecho, no hubiese tenido tanto valor para hacerlo.
Al contrario de la primera vez que dormimos juntos, estaba más tranquila pese a que mi corazón latía tan rápido que parecía querer salirse de mi pecho y a la vez me sentía segura al lado de Ángel. Era un sentimiento tan raro que no sabría describirlo, ni yo misma lo entiendo. Por eso mismo no le pedí que pusiera la barrera de almohadas esta vez, aunque la vez anterior habían terminado en el suelo y nosotros durmiendo abrazados. Esa se podría decir que es la gran diferencia. Esta mañana cuando nos despertamos, ambos estábamos abrazados, como si en la madrugada nos hubiera hecho falta nuestra cercanía para poder descansar bien. Su brazo se encontraba por debajo de mi cuello, rodeando mi cuerpo para terminar descansando la mano en mi cadera mientras su otro brazo me rodeaba apoyando la mano en mi espalda. Con mi cabeza apoyada en su pecho podía escuchar sin ningún problema los latidos de su corazón al mismo tiempo que con mi mano podía apreciar su muy bien definido abdomen.
En otro momento y con otra persona me sentiría incómoda, seguramente nada más abrir los ojos habría salido corriendo. Pero no era el caso, me encontraba hundida en una profunda sensación de calma y protección. Porque si, me sentía totalmente protegida entre los brazos de Ángel, como si nada ni nadie pudiese hacerme daño.
Esa sensación de paz terminó en cuanto el rubio abrió los ojos y me encontró mirándolo fijamente mientras estábamos abrazados. A la vez que mis mejillas se tornaban de color carmesí él esbozaba una sonrisa lobuna para acto seguido plantar un tierno beso en mi frente.
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Ecos de Coraje.
Teen FictionJuliet pensaba que al fin había conseguido dejar todo atrás, que había logrado curar sus heridas ahora quedando solo cicatrices. Recuerdos de todo lo que había vivido. ¿Qué pasaría si el fantasma del pasado regresara arrasando con todo a su paso y...