Como canta el corazón

ASFIXIA

He corrido tanto escapando del dolor que me he perdido en el punto muerto.

He atravesado las llamas del odio y me han consumido.

He luchado contra el huracán de la vida y me ha arrastrado.

He dormido junto a la luna ponzoñosa que susurra las más crueles pesadillas y he despertado.

He frenado en este estado donde la vida pesa sobre ti a la vez que la muerte te seduce al oído y debes tomar una decisión.

Me he fortalecido con el sacrificio de entregarlo todo por los otros, he alimentado este roto corazón con experiencia y ha aprendido a lamerse las heridas sin compasión.

Me he cerrado ante el mundo con mi fe y he aprendido a creer en mí.

Entendí la importancia de luchar tus propias batallas.

Asumí las consecuencias de avivar las llamas del odio.

Y conquisté el océano de la vida solo para nadar en sus aguas profundas y descubrir sus más ricos tesoros.

Si todos entendieran el poder oculto en la fe.

Solo entonces dejaríamos de tocar fondo y ahogarnos en la miseria.

Viviríamos para surgir y ser libres.

Porque en este tiempo me he dado cuenta que he tocado fondo y me he acostumbrado a la idea de quedarme ahí, de abandonarlo todo y conformarme con la nada.

Pero he despertado y hoy decido mandar al carajo al mundo, a mi oscuridad, a mi asfixia que a fin de cuentas solo me consume desde adentro y me deja sin vida.

Hoy he decidido hacerle caso a mi corazón, aún cuando eso suponga ir contra mis ideales, mis costumbres, contra mí.

Porque solo él puede darnos la libertad anhelada que guarda el alma, porque solo somos simples vasijas que en su interior contienen la pureza más grande, la frágil esperanza, la dura verdad y el secreto más oscuro.

Porque solo siendo egoísta conseguiré ser feliz.

Y porque si no vivo mi vida, todos querrán hacerlo por mí.

Entonces trasciende y renace.

Así como el sol que cruza el horizonte a solo un rayo de luz,

Como la gota de lluvia destinada a estrellarse,

Justo como el oxigeno alojado en los pulmones cuando tocas fondo.