SOMBRAS

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Recuerdo haber llegado al mundo tras un tirón de sus entrañas, gritando a todo pulmón que dejaría de por vida una delgada razón irregular del sacrificio grabado en su piel. Mientras que en mí yacía, justo al centro y en equilibrio, aquella unión eterna como la prueba de amor más bella.

Al cabo un tiempo cuando aprendí a andar muchas otras no tardaron en llegar, adornaron mis rodillas al caer y fueron la excusa perfecta para la atención tuya tener. Bastaban tiernos susurros al oído tan dulces como la miel en verano y una lluvia húmeda de besos insuperables para consolarme.

Aprendí que la seguridad de tus brazos adornando mi cuerpo eran las dosis de paz que necesitaba para mantenerme en equilibrio cuando el dolor me gobernaba, una melodía sabor a refugio con vibratos de arrullo capaz de ponerme a dormir en completa serenidad.

Como canta el corazónWhere stories live. Discover now