Capítulo 2
Elián se levantó de golpe, no le apetecía ir al colegio hoy. Eran las tres últimas semanas de clases y lo mejor de todo era su último año en ese aburrido colegio, con sus profesores que lo único que querían era introducir información a lo loco en su cerebro como si un robot se tratase, dejar deberes para dos días y que lo resolviéramos en una tarde, hablar y hablar de temas desconocidos que luego intentaban explicar con ejemplos breves y vagos. Sin duda la educación esta por los suelos; pensó Elián, al restregarse los ojos con la palma de las manos.
Para ellos era un alivio el sonido de la última campana y para los alumnos también. Un día más un día menos ya faltaba poco.
Se sentó en la cama, miro el reloj: eran las 6 am, le quedaba 1 hora para entrar en clases algo temprano para el ya que sino llegaba a tiempo llegaba tarde,trato de ordenar las ideas en su mente, sin embargo un fuerte dolor de cabeza se lo impidió, luego se fue extendiendo hasta sus ojos, le ardían y la jaqueca persistía, se quitó la ropa rápidamente y fue directo a la ducha. Abrió la llave de la regadera a tientas, el esfuerzo por ver era casi insoportable, apenas se metió dentro se dejó caer por el esfuerzo realizado.
Una gota y luego otra, así sin parar chocaron contra su cuerpo en un abrir y cerrar de ojos. El efecto fue inmediato, su cuerpo desnudo se empapo de aquel líquido que hizo como por obra de magia desaparecer gradualmente el dolor es su cabeza y sus ojos. Se quedó ahí tumbado por un largo tiempo hasta que el sonido de su alarma de las 6:30 lo despabilo de su trance.
-Genial,-pensó-me quedé dormido en la ducha, algo que trataría de evitar contar a su madre cuando le pregunté porque demoró en alistarse para el colegio. Cogió impulso en el suelo y rápidamente se puso de pie, tomo el jabón y empezó a restregarse todo el cuerpo, una vez terminado agarro el champú casero de manzana y miel que hacía su mamá y lo unto en su pelo exageradamente húmedo, después de unos minutos cerró la llave, agarro la toalla y se secó rápidamente mientras se dirigía a su armario a buscar su ropa. Al pasar por el espejo de su pared noto algunos cambios extraños en su fisionomía; se veía más robusto y atractivo, parecía que la adolescencia de sus 17 años le estaba recompensado al fin después de tanto abandonó por años.
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Ojos De Fuego
FantasyElián: joven, con gran imaginación, surrealista, solitario, escritor de poesía amateur y lector empedernido de toda clase de libros. Pero lo que más sobresale de Elián son sus ojos como el fuego, ese color de intenso, que al mirarlos te da la sensa...