I'm here, Newt

193 22 36
                                    

Creo que este fin de semana ha sido la primera vez en toda mi vida en la que he deseado que llegase el lunes con todas mis fuerzas, exceptuando aquella vez en la que me iba de viaje para una competición, pero eso ya es un tema a parte. No he dejado de pensar en Newt en todo el jodido sábado y el domingo ha sido igualito.

Thomas no ha salido de casa para nada más que ir a la segunda audición de aquella película o cortometraje que tenía que conseguir sí o sí por nosequé de su madre, en fin, lo de siempre. Que el chaval no me contestó a los mensajes hasta que terminé por ir a su casa a tirarle piedras en la ventana, como en esas películas románticas; sólo que sin un amigo posiblemente muerto.

Sonya tampoco ha venido a casa, el viernes llegó con prisa sólo a comer comer, vino a visitarme media hora; lo justo para hablar un rato de camino hasta la parada de autobús, donde se volvió a ir a la universidad, no vuelve hasta el lunes. No me molesté en preguntarle por su hermano, seguro que está en casa de alguna amiga suya o lo que sea, estaba tan centrado en Newt que se me hacía complicado pensar en algo o alguien más.

¡¡Maldita sea, agarré su mano por un segundo!!

Aún me duele un poco la espalda por el golpe al caer de la furgoneta, pero nada que algo de pomada y una camisa térmica no pueda arreglar o aliviar durante el día. Mi padre no me preguntó cuando le pedí que me la extendiera, ya sabe que soy propenso a llevarme golpes, apenas le sorprende. Volví a casa de Harriet para ver si había conseguido algo que nos pudiese ayudar, me costaba dormir con la incertidumbre. Así que me puse una sudadera, mis tenis, seguí con el pantalón del pijama y salí por la ventana. Ella no tenía nada que nos pudiera servir a parte de más imágenes que no dejaban de darme escalofríos, durmiendo, en casa, con gente. Ese loco o loca tenía fotos nuestras hasta lavándonos los dientes.

Como no descubramos quién es, pronto, me va a dar un fuco infarto.

Traté de despejar un poco mi mente yendo a correr, volví a encontrarme con Ava Piage. Tan alegre y llena de energía como siempre. Pero algo resultó alarmante. Lo recuerdo perfectamente.

Ava paró en seco para tomar aire, cosa que no solía hacer, esa mujer tenía una constitución física realmente buena. Frené a su lado. –¿Ocurre algo? –Ella alzó la mirada y negó.

–No es nada, Minho. –Asentí y volvimos a echar a correr, tras unos minutos en los que me sumergía en mis pensamientos constantemente hasta que me daba cuenta de que estaba absorto y volvía, habló. –Oye, no tienes por qué venir a correr conmigo, que mi marido haya fallecido por lo que ya sabes no te hace estar en deuda conmigo. –

El año pasado. El marido de la directora era dependiente en una tienda al lado de la gasolinera, aquella vez, unos chicos venían persiguiéndome hasta que consiguieron atraparme. Estaba a punto de recibir un tiro sin siquiera saber por qué, cuando un hombre al que no conocía de nada se metió en medio; interceptando la bala. A los pocos segundos, llegaba la policía, el mismo hombre que yacía entonces en el suelo los había llamado. Los dos chicos eran, ni más ni menos que, los hermanos de Zart y Fritanga, quien por aquel entonces aun se llamaba Dexter. Descubrí que se trataba de su esposo cuando ella faltó a clase al día siguiente y nos explicaron que estaba en el funeral.

Es cierto que desde entonces siempre trato de ser lo más amable y bueno posible con ella, porque realmente me siento en deuda por lo que el hombre hizo. Pero también es porque se trata de alguien muy agradable con quien merece la pena pasar el rato. –No es problema, en serio. –

–Sé, lo de los chicos de tu clase. Lo que te dicen en los pasillos. –

–No me importa, estoy acostumbrado. –Ella asintió levemente, entonces, volvió a frenar. –¿Ocurre algo? Podemos dejarlo por hoy. –

[[T@gged]]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora