peccati mortali.

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leer con la cancion de multimedia.

lujuria rió, como si la situación en su reino fuese divertida y alegre. el reciente robo de los pecados capitales, exceptuando obvio al más caliente de todos. ira, pereza, gula, orgullo, envidia y codicia fueron robados, atraídos por siete ángeles para exterminar al cien por ciento los pecados capitales.

obviamente no pudieron con la lujuria, quien se resistió y mantuvo su posición en el infierno como debía ser.

jeongguk juró, en nombre de cada uno de sus hermanos que iba a buscar a nuevos pecados, pero no humanos; quería ángeles. Quería arrancar sus alas y verlos sufrir, ser juzgados por no permanecer firmes a su mandado, no cumplir con sus valores inculcados.

el castaño sonrió, dandole un sorbo a su trago, nombrado sex in the beach, sintiendo el sabor calentar y raspar su garganta. su puntiaguda cola se removió ante la sensación que el alcohól provocaba, mientras rememoraba su reciente charla con su padre, lucifer.

- lujuria, hijo mío. tus hermanos se han ido, y te han abandonado, ¿no es así? - el nombrado asintió melancolico, reposando su cabeza en la palma de su mano. - mi pobre niño, debes ir al limbo y atrapar a esos viles ángeles que quieren llevarte. ellos serán los nuevos pecados capitales. nombralos, seducelos y juega con sus mentes hasta que cada uno sea la personificacion de los otros.

- padre, para cuando vuelva, los tendrás a tu merced... - jeongguk se levantó, sus piernas al total descubierto pues solo traía medias de red y un corsé rojo con detalles negros.

así, sonrió. salió de su bar personal y emprendió su viaje, claro que fueron unos, cinco minutos, hasta llegar al limbo, que conectaba el cielo con el infierno.

el lugar era sombrío, helado, con una capa de neblina por el suelo que congelaría a cualquiera que no gozara de un abrigo, pero obviamente no afectaba a la lujuria porque, su ropa siempre debía enseñar de más así el diablo no lo desease.

caminó por el lugar y vió al ángel de espaldas, de cabello celeste oscuro, rozando lo azúl. sus alas eran gigantes y por un momento jeongguk sintió la envidia en él porque sus pequeñas alas eran casi un adorno, no podía volar, simplemente se movían.

el ángel se sobresaltó, girandose hacia la lujuria. se miraron, se fulminaron mejor dicho. el chico era un poco más bajo que jeongguk y llevaba escrito en el cuello con una especie de tinte dorado "dignidad", en una tipografía sofisticada.

- alejate, hijo de satán. - se defendio el ángel, dando un paso hacia atrás.

- oh, que voz tan marica. - rió jeongguk, tomando la punta del ala izquierda del peliazul para acariciarla y soltarla. al instante, cinco plumas cayeron al suelo en una danza infinita.

- n-no te atrevas a hablar así de mí. mis hermanos y yo hemos de venir a redimir tus pecados y llevarte con nosotros.

- ¡maravilloso juego! ¿donde están tus hermanos? de seguro ellos también quieren... "divertirse" - murmuró, mientras su mano se posaba en su fina cadera dando como resultado una pose despreocupada.

como si hubiesen sido llamados, otros cinco ángeles aparecieron detrás del peliazul, sus cabellos tenían diferentes colores y sus tintes variabanen cuanto a la palabra que rezaba: gozo, amor, misericordia, castidad y paz. cada uno era un valor cristiano.

- huelen a culo de bebé, lo siento. - rió cubriendo su boca. su mano viajó hasta al frente del ángel a la cabeza, en modo de saludo. - soy lujuria, pero pueden llamarme jeongguk, o lust.

el ángel rechazó la mano empujandola, sabiendo que el contacto con un pecado capital quemaba la pureza del alma en cuestion de segundos. jeongguk frunción el ceño y adquirió la posición de brazos cruzados.

- ¡traigo guantes, paloma! - exclamó enojado por el mal trato. dio suspiró, masajeando su cien. - hagamos esto, yo intentaré seducirlos con el poder que lucifer me concedió, y ustedes, limpiarán mi alma e intentarán quitar todos mis pecados.

volvió a extender su mano, esta vez, aceptada por otro ángel que se puso al frente, mascullaron al mismo tiempo "trato". este se giró a causa del llamado de los otros.

- ¡qué demónios estás haciendo! - murmuró el amor, nombrado como namjoon.

- ¡é-él es nefasto, ¿cómo podrémos curarlo?! - siguió en la cadena de susurros, la misericordia, nombrada seokjin.

- es la lujuria, tiene fama de arruinar al que se le cruce por el frente. - explicó la dignidad, nombrada jimin.

- pero dios, nuestro padre, cura y perdona al alma más impura si esta se deja. solo debemos convencerlo de que el paraíso es mejor. - paz, nombrada yoongi, siguió.

- da igual, él no podrá con nosotros. - masculló el gozo, nombrado hoseok.

- exacto. - por último, la castidad, bajo el nombre de taehyung, le dio la razón a su hermano.

( 👌👈 )

ah, re choto. pronto lo revisaré y así, avisenme si hay errores.
bai.~

ᥣu᥉t (editando!)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora