Capítulo 8

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¿Por qué yo? Fue la primera pregunta que me vino a la cabeza después de leer con terror el mensaje una y otra vez. La vida me estaba dando un giro de 180º y todo gracias al principito que me estaba volviendo loca.

Miré alrededor de la habitación con preocupación y de nuevo al móvil.

No eran imaginaciones, el texto estaba ahí puesto.

Fui al baño, me lavé la cara y decidí ir a hacerle una visita a su majestad.

Me dirigí a paso lento hasta su puerta con el móvil en la mano. Le eché un último vistazo. Definitivamente estaba ahí.

Llamé a la puerta con cuidado y metí un poco la cabeza. El chico estaba situado en el fondo de la habitación, muy concentrado con un libro en sus manos pues sus cejas estaban fruncidas y se mordía el labio inferior en un movimiento demasiado sexy para mi gusto.

—   Ems, Alam… ¿Podemos hablar un momentito? — Pregunté con la voz en un susurro.

—   Claro Lau, cuéntame. — Dejó el libro en la mesita, se sentó en la cama y me dejó sitio en ésta.

—   Verás… — Anduve hasta quedar al lado suyo. — He recibido este mensaje, y creo que deberías echarle un vistazo.

Cogí el teléfono y se lo enseñé.

Alam lo miró y su cara cambió de inmediato.

Sé dónde vives y a quién escondes. Atte: Un pingüino.

 

—   ¿Un pingüino? — Sus cejas se levantaron en confusión y yo me reí nerviosa.

—   Alan, céntrate. No sé cómo han conseguido mi número, ni por qué firma con ese nombre tan ridículo, pero el caso es que lo han hecho y podrían secuestrarte si te encuentran. Ya has visto la cantidad de dinero que están dispuestos a pagar tus padres. No podemos arriesgarnos.

Alam se levantó y empezó a caminar por la habitación, nervioso.

—   Justo esto era lo que quería evitar. Todo está pasando muy rápido. No sé qué hacer. — Murmuró. — Te conozco desde hace relativamente poco y ya te estoy metiendo en problemas… —  Hizo una pausa y me miró. —  Creo que lo mejor será huir de aquí.

Yo no podía con mi asombro. ¿Estaba hablando en serio?

—   Alam… Con todo el respeto del mundo… ES LA IDEA MÁS ESTÚPIDA QUE HE ESCUCHADO EN MI VIDA. — Me miró con asombro y seguí hablando. — Tienen mi número de teléfono. NOS HAN ENCONTRADO, ESTÚPIDO. ¿Es que no te das cuenta de que yo también estoy involucrada en esto? No puedes huir y dejarme sola porque lo primero que van a hacer es venir a por mí y no me apetece morir en manos de un loco chiflado que sólo quiere el maldito dinero que tus ricos padres ofrecen por encontrarte.

Me levanté de la cama y me dirigí a la puerta.

—   Voy a tomar un poco el aire. — Y dicho esto salí de la habitación sin darle tiempo a hacer ni decir nada.

Me fui a mi cuarto y abrí la enorme ventana que daba al balcón. Una vez ahí, me senté y respiré.

¿Cómo podía ser que un príncipe fuese tan sumamente egoísta? Y yo que me había apiadado de él, le había dado mi número de teléfono, habíamos desayunado juntos… Le estaba dejando quedarse en la habitación de mi hermano cuando podría haberle delatado desde el principio y haberme quedado con su estúpido dinero… ¿Y así me lo paga? Maldito cobarde, embustero, idiota, egocéntrico… UUF.

No podía creer que existiesen personas así y menos cuando me he portado lo mejor posible con él. Ahora hay un supuesto “pingüino” que sabe mi número de teléfono y quiere venir a por Alam. ¿Qué he hecho yo para que la vida me odie?

Un chico de OmegleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora