El miedo de Adam.

3 0 0
                                    

La pizza está muy rica. Desde que llegamos a casa de don Alberto, no he dejado de comer. Adam también parece tener mucha hambre, pero al menos tuvo la cortesía de esperar a que llegara el repartidor de pizza y no asaltar su refrigerador. Siento la mirada de Adam mientras muerdo el quinto pedazo.

   — ¿Qué? —  pregunto con la boca llena. 

— Nada —  responde sonriendo — sólo es refrescante ver a alguien comer tanto como yo. La gente a mi alrededor no come tanto.

Esta vez procuro tragar antes de hablar.  — Es obvio, gastamos muchas calorías peleando contra Víctor.  

   —  ¡Eso fue fantástico! —  ahora es el el de la boca llena. Me sorprende la rapidez con la que come, ya que es su octavo pedazo. — ¿Me podrías enseñar a hacer  eso de quemar cosas?

Me encojo de hombros, le digo que puedo intentarlo pero que somos de 2 clanes distintos y que aunque somos  Ocultistas nuestro método y habilidad es diferente. Luego Adam pregunta por qué.

Don Alberto le responde que al parecer, provenimos de los dioses (exactamente cuáles, no especificó).
Los mortales eran taaan encantadores que no pudieron resistirse a la tentación de hacer hijos con ellos. Y al parecer, el legado de los dioses permanece hasta el día de hoy. No explicó, el porqué algunos integrantes del clan no consiguen canalizar su energía, ni porque algunas personas sin clan tienen tazas de energía tan altas. Lo único que explicó era porque existen tantos clanes y métodos.

Adam le mira embelesado, mientras termina de masticar la orilla con queso.

 —Oh—interrumpo—científicos: como físicos, químicos y genetistas notables han logrado probar que lo único que nos hace diferente, es que nuestras neuronas hacen una sinapsis más rápida, que podemos soportar más voltios de electricidad y que de hecho, podemos ser fuentes de la misma. Tal vez sólo somos seres ligeramente más evolucionados. Y respecto a tu pregunta, es tan simple como preguntar por que la vestimenta y costumbres de los mongoles es tan diferente de la de los incas; aunque las 2 culturas necesitan lo mismo (sobrevivir y prosperar) tienen condiciones totalmente distintas así como conocimientos empíricos variados.

Me encojo de hombros y prosigo a acabar mi última rebanada.

— Como ves— prosigue don Alberto— no todos son creyentes. 

Adam y don Alberto me miran cómplices . Como si supieran algo que yo ignoro completo. Ruedo los ojos y me levanto de la mesa para lavarme la boca y, de paso,dormir un poco.

— ¡Espera! — me bloquea el paso—  No puedes hacer esto. Yo... te necesito. Eres la única que me puede ayudar a controlar mi poder. Antes de ti, creí que estaba solo en el mundo, que era un fenómeno. Ahora... puedo tener el chance de saber quien soy.

Me cruzo de brazos.—  Sigo sin saber por que debería quedarme.

  — ¿Alguna vez te has sentido sola? Incluso en una habitación llena de gente. ¿Te has sentido fuera de lugar? ¿Como si no encajaras? Alguna vez te has sentado a cenar con tu familia, los has volteado a ver y te preguntas, ¿quiénes son estas personas? Te has visto al espejo y te has preguntado ¿qué soy? Yo me hago esa pregunta todos los días, toda mi vida. Es horrible sentirte dejado de lado, estar petrificado entre quién debes ser y quien eres.  Vi viendo como un fntasma entre los demás. Esconder tus propios sentimientos por miedo a causar algo horrible. Dañar a los que te importan, por que no puedes controlarte. Sentir que algo horrible y oscuro crece en tu interior, pudriéndote calando en tus huesos. Sé que...

  — Espera—   me mira ofendido por acabar por su discurso  —  ¿has hecho dañado a alguien por tu furia?

 La habitación había quedado en penumbras, pero logre divisar un poco de su figura, que asentía.   — Fue sin querer. — suena realmente avergonzado e intuyo que si hubiese más luz no me vería a los ojos.

Al otro lado de la historia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora