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[JAEMIN]

—Bueno, aquí me separo de ustedes, soldados. Nos vemos mañana compadres.—

Se despidió Yukhei al ver que su madre lo esperaba en la esquina. Siempre era igual, caminábamos los tres juntos por unas cuadras hasta llegar al parque, nos quedábamos ahí un ratito y después nos íbamos a nuestras casas.

—Shit, se me hizo tarde, me tengo que ir también. ¡Bye~!—

Se despidió Mark al revisar la hora en su celular. Yo me despedí de ellos dos. Recogí mis cosas que se encontraban en el banco donde estaba antes sentado con mis amigos, y las coloqué en mi mochila. Ese día hacía calor, así que decidí quitarme el saco del uniforme. No debí hacerlo...

—¡Ey gordinflón!—

Gritó una voz que reconocía perfectamente, era la de Nakamoto Yuta.

Traté de ignorarlo, de aseguro le hablaba a otra persona miserable como yo. Pero en eso, siento algo tomar de mi hombro con fuerza.

—Te estoy hablando gordo, ¿acaso también eres sordo?—

Rió el mayor. En eso, escuchaba varias carcajadas, todo el grupo estaba ahí, rodeándonos. La sonrisa de Yuta me daba miedo, uno no sabía lo que tramaba en su cabeza.

—Mira esa mochila, ¿qué no es la del semestre pasado?—

Escuché que Kim Mingyu comentó lo anterior.

—Hey, el es pobre, no te burles. No todos pueden tener lo mismo que nosotros. Lo único que lo salva es su cerebrito de mierda y por eso es el favorito de todos los profesores, incluyendo al director.—

Escupió Koo Jun Hoe.

—¡¿Crees que puedes tener el mismo uniforme que nosotros?! No te creas de nuestro nivel... Creí que te había quedado claro la última vez que hablamos de esto.—

Johnny invadió mi espacio personal y arrebató el saco de mis manos.

—¿Qué debería hacer?—

Preguntó John Seo con una sonrisa malévola, mirando a sus amigos.

—¡Quémalo!—

Sonrió Yonbok. Todos le siguieron el juego y repetían la palabra una y otra vez. Yo solo me quedé parado, viendo con mis ojos abiertos como dos platos el momento en el que Johnny sacó un encendedor de su bolsillo , acto seguido, quemó mi saco. Lo tiró al piso y ahí todos reían. No podía hacer nada más, así que, trate de escaparme lentamente.

—¡Todavía no acabamos de charlar!—

Changbin me notó y con fuerza, me empujó hacia el suelo de concreto. Quise ponerme de pie, pero sentí una patada en mi abdomen. Yuta jaló mis cabellos, forzándome a alzar la cabeza, después, dijo cerca de mi oído:

—Gordo de mierda. Más te vale largarte de la escuela y si es posible, irte de esta ciudad, y te diré por qué. TÚ NO PERTENECES AQUÍ. Solo se aceptan delgados, y, arruinaste las vidas de dos chicos, que ahorita pudieron ser populares.—


Kwon Hyun Bin le dio un objeto a Yuta. Pronto reconocí que era una navaja.

—A nadie le importará si mueres, ¿verdad?—

Tenía tantas ganas de llorar en ese momento, estaba asustado. Con todas las fuerzas que tenía, empuje a Yuta y salí corriendo lo más rápido que pude. Ellos me perseguían. Mi casa quedaba cerca, pero si continuaban siguiéndome, descubrirían en donde vivía y, quién sabe lo que pudieran hacer con ese dato.

Cuando gire la esquina, note que ya no estaban. Pero, aún así, seguí corriendo. Apresuradamente tomé mis llaves, mis manos temblaban cuando traté de introducir el objeto metálico dentro de la cerradura. Cuando se desbloqueó, rápidamente me metí. Cerré la puerta con el seguro y una cadenita, después puse una silla, solo por si acaso.

Mi pecho subía y bajaba, aún estaba temblando. Me pegué a la pared y caí al suelo , no pude más y empecé a llorar como el pobre feo gordo y miedoso que era.

𝐿𝑜𝓋𝒾𝓃𝑔 𝒶𝓃 𝒰𝓃𝓁𝑜𝓋𝑒𝒹 | 𝙽𝙾𝙼𝙸𝙽 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora