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[JAEMIN]


"Jeno dormirá aquí... ¿qué le pasa? Este no es lugar para niños ricos..."

Jaemin terminó de tomarse la ducha en cinco minutos con cuarenta y tres segundos. Se puso las pijamas y fue devuelta a la habitación, empezó a secarse su pelo con la toalla. Cuando escuchó la puerta abrirse, se sorprendió al ver que se trataba de Jaeno... semidesnudo.

Rápidamente se volteó y fingió tratar de seguir con lo que hacía. Sentía sus mejillas ardientes y esa imagen no se desvanecía de su cabeza. Su pecho estaba húmedo, sus cabellos oscuros goteaban, esas piernas fuertes, esos brazos, ese cuello, ese...

"¡¿QUÉ ESTOY PENSANDO?! No no no no no... ¡¿POR QUÉ DEMONIOS ESTÁ ASÍ?! Jaemin... tranquilízate... ¿por qué demonios tuve que ser bisexual?"

Cuando por fin se vistió y se sentó en la cama, Jaemin le preguntó si quería ver televisión y este asintió. El menor debía  tranquilizarse, cuando llegó a la cocina, puso las palomitas en el microondas y se mojó la cara con agua fría.

—Ese tipo me está volviendo loco.—

Susurró Jaemin mientras negaba con su cabeza al recordar esa escena una y otra vez.


Cuando volvió a la habitación y le dio las palomitas, Jaeno lo jaló y lo forzó a sentarse junto a él y comer de las palomitas... el menor podía sentir como la sal, mantequilla y todas esas porquerías entraban a su estómago.

Las películas no le divertían, siempre eran ridículas y muy cliché. Terminaron apagando la televisión y empezaron a platicar, Jaemin descubrió cosas sobre Jaeno pero no valía la pena entretenerse o creer hacerse amigo del popular, las consecuencias que traerían serían incontables, todos lo odiarían, sería el centro de atención, rumores se esparcirían, su amistad con Mark se arruinaría y el era su único amigo... no soportaría sentirse solo y rechazado otra vez.

La hora de dormir pronto llego y Jaemin se preparaba para dormir en el tendido, el se lo merecía, el mayor era millonario y de aseguro se le haría una enorme falta de respeto tener que dormir en el suelo con algunas sábanas y colchas.

Las luces estaban apagadas, y el chico estaba conciliando el sueño, en cuanto escuchó algo moverse entre las sabanas y sintió unos brazos rodearle la cintura. Sus mejillas empezaron a arder, pegó un brinco, y giró su cabeza para poder ver al mayor, quien tenía su frente pegada a su espalda y escuchó cuando susurró:

—Jaemin... descansa...—

Al principio se le hizo difícil poder dormir, estaba tan enfocado en esos brazos rodeándolo que hasta le daban ganas de salir corriendo y esconderse para poder tranquilizarse y saber que sentía o qué demonios pasaba. Finalmente pudo dormir. No duró mucho.

Como siempre, en todas las noches, se levantaba en la madrugada y de ahí en adelante no podía dormir más. Siempre se iba a la sala de estar para leer un libro, o usaba su celular o incluso limpiaba toda la casa.

El único problema esa noche fue, Jaeno. El menor debía retirarse sin que el se dé cuenta. Aparte, esas veces que se quedaba despierto siempre eran de tortura. Jaemin recordó esas horribles palomitas. Se sentía hinchado, pesado, gordo , debía expulsar ese sentimiento de culpa para que su mente esté despejada.

Tomó su almohada y la colocó mientras el se alejaba. La almohada estaba muy rellena, igual que el, no había diferencia.

Caminó de puntitas y lentamente abrió la puerta. Corrió al baño y ni cerró la puerta, no había necesidad. De aseguro el mayor dormía como un rey, con el sueño pesado.

Se sentó de rodillas frente al inodoro y ese proceso inició otra vez.

"Por favor... ya sal..."




Fue interrumpido cuando sintió algo, o alguien remover su mano y alejarlo del inodoro. Reconoció esos brazos como los de Jaeno.

—No lo hagas.—

"Si tan solo fuera tan fácil..."

El mayor volteó al castaño para que se puedan ver. Jaeno tomó el rostro del castaño entre sus manos.

—Jaemin... no existe necesidad de hacer esta cosa tan horrible... tu eres bello, tu cuerpo es tal como debe de ser... a mi me gustaría escuchar tu risa y ver una sonrisa genuina...—

Los ojos del menor  se pusieron llorosos y pronto, todo su rostro estaba empapado. Sentía como si no pudiera respirar, los sollozos e hipidos eran constantes. Su corazón dolía tanto.

—Quiero deshacerme del dolor... por eso hago todo esto... me hace sentir bien... temporalmente...—

Dijo Jaemin con dificultad.


—Déjame ayudarte... déjame quererte...—

Esas palabras ... nunca las había escuchado.


Empezó a temblar cuando vio que Jaeno se acercaba y conectó sus labios.



Se sentía como un niño pequeño que acababa de salir de su casa por primera vez. No sabía lo que sentía... ¿por qué se sentía tan a gusto con Jaeno besándolo? ¿Qué estaba sintiendo?... ¿Quién es Jaeno? ¿Por qué hacía todo eso?


Lo abrazó, le acarició la espalda y los cabellos, le dijo millones de cosas bellas, le calmó el llanto... cuando volvieron a la habitación, Jaeno volvió a la abrazarlo, le dio un beso en la mejilla y por primera vez en tanto tiempo... pudo dormir placenteramente.

𝐿𝑜𝓋𝒾𝓃𝑔 𝒶𝓃 𝒰𝓃𝓁𝑜𝓋𝑒𝒹 | 𝙽𝙾𝙼𝙸𝙽 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora