'Capitulo 9

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Ambos los miramos con los ojos abiertos de par en par.

-Nate, ¿recuerdas lo que te dije acerca de la privacidad de las personas?-inquirí.

-¿Es el primer día que se conocen y ya tiene secretos entre ambos?-preguntó, queriendo sonar divertido, pero pude identificar en su voz algún tono amargo muy bien escondido.

-¡¡Uuuyy!!-bromeó Sharon, atada de la cintura de Nate. La fierecilla refunfuñó palabras ininteligibles.

Miré a Chris, quién mantenía su mirada fugaz, primero mirando el piso, luego a mí, después a Sharon y por último a Nate, para después volver al piso. Imaginé que estaba ideando alguna forma de salir del embrollo.

-¿Sabes Sharon?-dije, como si nada- Creo que invitaré a salir a Sean-solté, no muy segura de lo que estaba haciendo; pero si algo había que distrajera a Sharon de emparejarme con Chris, era emparejarme con alguien más.

Funcionó, la mirada de todos se posó sobre mí. La de de Chris, agradecida por haber cambiado de tema; la de Sharon, resplandeciendo de emoción; y la de Nate, sería, rara.

-¿En serio?-gritó de emoción.

-Sí, la verdad es que es un chico muy agradable y muy lindo además-dije, al fin y al cabo eso sí era verdad.

-¿Y cuando?-se soltó de la cintura de Nate y ató su brazo al mío, haciéndome caminar y separándome de Chris. Ellos nos siguieron muy de cerca.

-No lo sé, mañana quizá-me encogí de hombros, indiferente.

-¿Entonces te gusta Sean?-preguntó y miré por la colilla del ojo a Nate, quien iba un paso atrás de nosotras junto con Chris; repentinamente atento, de nuevo.

¿Qué iba a decir? si decía que sí, Sharon especularía bastante hasta llegar a los planes de boda, era capaz; si decía que no, entonces no concordaría en nada con lo que yo había dicho antes, y quedaría como... una tonta.

-Pues... emm...-tartamudeé.

-¡Chicos miren eso!-interrumpió Christian, señalando hacía una góndola- ¡Quiero subir!

-¡Yo también!-dijo Sharon.

-¿Qué dicen, chicos?-preguntó Chris.

-Emm... bueno, yo... paso-musité, no tenía muchos ánimos de subir y andar sobre las aguas.

-Yo también-dijo Nate, con las manos en los bolsillos-. Vayan ustedes, nosotros los esperamos.

Capté la situación entonces, Nate y yo, solos de nuevo. La fierecilla brincó de alegría, y su grito era completamente entendible: ¡Sí, sí, sí, sí!

-¿Quieres ir, Sharon?-preguntó Chris.

-Sí, hace mucho que no me subo a una, pero quiero que Nate y Xime vengan también.

-Perdóname, Shar; de verás, yo paso. Puedes ir tú, Nate-dije al interpelado-. No se preocupen por mí, yo los espero.

-No, vayan ustedes-dijo él-. Esperaremos aquí-sonrió y besó la frente de Sharon.

-Aguafiestas-se quejó Sharon, pero igual se alejó junto con Chris hacía la góndola.

Pero antes, Chris me miró y me guiñó un ojo disimuladamente, entonces caí en la cuenta de que había hecho lo mismo que yo había hecho antes con el; sacarme de una situación incómoda. Cuando se perdieron entre la multitud, me giré a mirar a Nate.

-¿Por qué no fuiste?-pregunté. Se encogió de hombros.

-Ya me subí la vez pasada, me gusta más estar en tierra-dijo.

Manual de lo prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora