Ambos los miramos con los ojos abiertos de par en par.
-Nate, ¿recuerdas lo que te dije acerca de la privacidad de las personas?-inquirí.
-¿Es el primer día que se conocen y ya tiene secretos entre ambos?-preguntó, queriendo sonar divertido, pero pude identificar en su voz algún tono amargo muy bien escondido.
-¡¡Uuuyy!!-bromeó Sharon, atada de la cintura de Nate. La fierecilla refunfuñó palabras ininteligibles.
Miré a Chris, quién mantenía su mirada fugaz, primero mirando el piso, luego a mí, después a Sharon y por último a Nate, para después volver al piso. Imaginé que estaba ideando alguna forma de salir del embrollo.
-¿Sabes Sharon?-dije, como si nada- Creo que invitaré a salir a Sean-solté, no muy segura de lo que estaba haciendo; pero si algo había que distrajera a Sharon de emparejarme con Chris, era emparejarme con alguien más.
Funcionó, la mirada de todos se posó sobre mí. La de de Chris, agradecida por haber cambiado de tema; la de Sharon, resplandeciendo de emoción; y la de Nate, sería, rara.
-¿En serio?-gritó de emoción.
-Sí, la verdad es que es un chico muy agradable y muy lindo además-dije, al fin y al cabo eso sí era verdad.
-¿Y cuando?-se soltó de la cintura de Nate y ató su brazo al mío, haciéndome caminar y separándome de Chris. Ellos nos siguieron muy de cerca.
-No lo sé, mañana quizá-me encogí de hombros, indiferente.
-¿Entonces te gusta Sean?-preguntó y miré por la colilla del ojo a Nate, quien iba un paso atrás de nosotras junto con Chris; repentinamente atento, de nuevo.
¿Qué iba a decir? si decía que sí, Sharon especularía bastante hasta llegar a los planes de boda, era capaz; si decía que no, entonces no concordaría en nada con lo que yo había dicho antes, y quedaría como... una tonta.
-Pues... emm...-tartamudeé.
-¡Chicos miren eso!-interrumpió Christian, señalando hacía una góndola- ¡Quiero subir!
-¡Yo también!-dijo Sharon.
-¿Qué dicen, chicos?-preguntó Chris.
-Emm... bueno, yo... paso-musité, no tenía muchos ánimos de subir y andar sobre las aguas.
-Yo también-dijo Nate, con las manos en los bolsillos-. Vayan ustedes, nosotros los esperamos.
Capté la situación entonces, Nate y yo, solos de nuevo. La fierecilla brincó de alegría, y su grito era completamente entendible: ¡Sí, sí, sí, sí!
-¿Quieres ir, Sharon?-preguntó Chris.
-Sí, hace mucho que no me subo a una, pero quiero que Nate y Xime vengan también.
-Perdóname, Shar; de verás, yo paso. Puedes ir tú, Nate-dije al interpelado-. No se preocupen por mí, yo los espero.
-No, vayan ustedes-dijo él-. Esperaremos aquí-sonrió y besó la frente de Sharon.
-Aguafiestas-se quejó Sharon, pero igual se alejó junto con Chris hacía la góndola.
Pero antes, Chris me miró y me guiñó un ojo disimuladamente, entonces caí en la cuenta de que había hecho lo mismo que yo había hecho antes con el; sacarme de una situación incómoda. Cuando se perdieron entre la multitud, me giré a mirar a Nate.
-¿Por qué no fuiste?-pregunté. Se encogió de hombros.
-Ya me subí la vez pasada, me gusta más estar en tierra-dijo.
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Manual de lo prohibido
RomanceFalso y pérfido eran sinónimos de mi nombre. De todos los papeles que pude protagonizar, era dueña del único que todo el mundo en mi situación, rechazaría. Lo peor era que esta no era una obra de teatro, cuyo objetivo es sólo representar, actuar y f...