I《TUVE LA SENSACIÓN》

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Habia un letrero colgado justo en mi mente, un pequeño letrero apuntillado como queriendo descolgarse de su oxidado clavo, por aquellas vanidades del mundo; vanidades a las que yo un día, fui discípulo por "moral" y por "erudito". Tuve la fortuna de volver a mi ignorancia natural, volver al comienzo de mi psicosis, cuando abrí mis ojos buscando claridad, para luego de tantos años de locura, querer escribir mi historia, aterradora para muchos tal vez, pero ¿cómo explicaría con dignidad lo que ha sido la vida para mi, sin ser sincero?. Tal vez ahora que aún puedo recordar algo, deba yo sin el mismo temor de siempre, escribir todo aquello que alguna vez me atormentó y me produjo miedo. Es obvio que no recuerde exactamente el día que nací, un día no muy apasionado debió ser, de tiniebla espantosa si fue al ponerse el sol, con alguna vela derritiendo la estúpida cera que avivó la llama para morir desparramada, sin gracia alguna, exactamente así debe ser la vida para quienes intentan siempre avivar la llama de otros que ostentan nauseabundamente saberlo todo; incierta verdad para los que aún escudriñamos lo más oculto, sin temor a ser un simple carbón agonizando bajo la lluvia, hasta que tal vez gane la "verdad" y no quede ni ceniza al menos de nuestras ideas, pero sí un madero calcinado como testigo de una llama que se avivó para sí misma buscando su propia claridad. Pero una historia se escribe de comienzo a fin y ya mi mente adelantó lo que debió ser el final.
Tuve la sensación de ver caer el letrero envejecido por un momento; sería catastrófico para un ser que no ostenta un título, ni posee riqueza alguna, ni hogar, ni importancia, ni clase, ni siquiera entiende la vida como los demás; dije, tuve la sensación, por cierto, siempre tuve imaginación para lo que nunca pasaría, así que siempre me oirán decir 《tuve la sensacion》,debe ser catastrófico porque nadie da crédito a un ser asi.
Había un amanecer y una puesta de sol para todos, allá si cada quien encuentra otras bondades o maldice ser envejecido por el adoctrinamiento humano sin ver nada mas, no se si me equivoco, pero prefiero el conocimiento natural y este cisma que llevo a todas partes, eso de errar y aprender por si mismo en lo que a vida se refiera y luego obligar al cerebro a pensar cómo los demás para sentir la sensación de ser creyente, 《sensación》. Hubo momentos donde apenas abriendo los ojos, me hallé en medio de un cuadro donde sus bordes eran unas fantasiosas alas expidiendo un olor a incienso, a birra y un pedazo que parecía mentol; oía a la ignorancia de rodillas repetir un cántico y la voz de alguien más superior escupiendo sabiduria con una campanita de la mano de un infante tal vez avisando que todo, absolutamente, era verdad. Algo me impedía asfixiarme, en ese momento que tanto lo queria, tenía los pulmones lividos y el corazón no latía, allí estaba levitando sacramente, como queriendo los huesos abandonar la carne y esconderse donde se esconde un niño cuando ha arrancado por instinto alguna hoja del viejo testamento, era un miedo a sentirme culpable de algo tan insignificante, como arrancando algo de sadismo en una hoja anticuada, con adoctrinamiento rancio. Quería morir y traer del más allá alguna prueba de perpetuidad, de omnipotencia, pero aún el clavo oxidado sostenía el letrero en mi pensamiento, 《tenía esa sensacion》de conformismo. Quiero antes de seguir contando mi historia, aclarar que acá no cuento nada del amor hacia el prójimo porque eso nunca me atormentó, ni el amor a quien me trajo, ni a las que compartieron su idolatría conmigo cada noche sentados en la orilla de la cama entonando cánticos y a veces arrodillados. No, esta historia es sólo mi vida, aquello que me atormentó siempre osea mi inquietud, mi desdicha de imaginar que estaba sólo, porque sentía que no había una mente capaz de decirme lo equivocado que estaba, con argumentos certeros y sin oportunidad a pataleo, me disculpan, es que de repente 《 tuve la sensación》y el miedo a herir susceptibilidades.

 No, esta historia es sólo mi vida, aquello que me atormentó siempre osea mi inquietud, mi desdicha de imaginar que estaba sólo, porque sentía que no había una mente capaz de decirme lo equivocado que estaba, con argumentos certeros y sin oportuni...

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