Día 3

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—Seungmin, por favor, ábreme. —Hyunjin golpeaba la puerta del cubículo del baño con insistencia, esperando que el sonido cansara Seungmin y abriera la puerta de una vez.

—N-no Hyunjin, déjame solo. —la quebrada y baja voz de Seungmin era apenas audible para el mayor, pero gracias a que se encontraban solos en los servicios fue capaz de escucharlo— Soy un asco.

—No digas eso, sabes muy bien que no lo eres. —la impotencia recorría el cuerpo de Hyunjin, le hacía hervir la sangre— ¿No me habías prometido no volver a menospreciarte? Las promesas no se rompen, Seungminnie.

—No lo hacen, pero es que no puedo. —Kim se hacía pequeño contra la pared, queriendo desaparecer de ese lugar— Ellos hablan de nosotros sin saber, y no puedo soportarlo. No soy tan fuerte.

—Eres fuerte, y sí sientes que no lo eres, aquí estoy yo para apoyarte. —Hyunjin paró los golpes en la puerta para recargarse sobre ésta— No estás sólo en esto, bonito.

—No qui... no quiero arrastrarte a mis problemas. —un sollozo hizo eco— Te d-darás cuenta de que no lo soportarás y me dejarás. —el corazón de Hyunjin dolía con cada palabra— Mis sentimientos s-son tan confusos y cambiantes. Ni siquiera yo mismo puedo controlarlos. —apenas podía hablar con claridad— No entiendo cómo es que puedo pasar de estar totalmente feliz a estar con deseos de morir de un segundo a otro.

—Seungmin, no...

—No digas nada Hyunjin, te lo vuelvo a decir, soy un asco como persona. —Seungmin ocultó su cabeza entre sus brazos, lo estaba arruinando— No merezco nada del cariño que recibo.

—¡Mereces eso y más! ¿Por qué no puedes ver lo mucho que te amamos?, lo mucho que te amo. —por la cabeza de Hyunjin cruzó la idea de meterse al cubículo por el hueco que había entre la puerta y el suelo— Debes evitar qué comentarios estúpidos te hagan sentir justo como te sientes ahora. Porque en este estado no haces más que decir incoherencias.

—No son incoherencias, es la verdad. —Seungmin apretó sus brazos y enterró sus uñas en estos. Era uno de los primeros pasos antes de que la ansiedad lo atacara; lastimarse a sí mismo inconscientemente.

—¿Qué hay de verdad en lo que dices? Eres una persona maravillosa que no necesita de las opiniones de los demás para ser asombrosa. Tienes muchas cualidades que resaltan con facilidad, tienes muchos amigos que te quie... Seungmin, ¿estás bien?

El tono de Hyunjin fue asustado. La respiración de Seungmin se estaba volviendo más errática de lo que debería, e inhalaba con tanta fuerza que pareciera que lastimaría sus pulmones por el esfuerzo, lo que había comenzado como leves sollozos ahora era un llanto que demostraba dolor. Se escuchaba como si lo estuviese pasando realmente mal ahí dentro, lo que preocupó mucho a Hyunjin, porque nunca había visto que alguien se pusiera así de mal.

Seungmin, esta vez tienes que abrirme en serio. Quiero ayudarte, te escuchas muy mal. —volvió a insistir con la puerta, y después de unos pocos segundos que se le hicieron eternos, con dificultad se escabulló por el hueco debajo de la puerta.

Seungmin estaba hecho bolita en la esquina, le recordó tanto a aquella vez que lo encontró escondido en una de las aulas con su hoodie puesto, pero esta vez parecía estar hiperventilando.

—Estoy acá, tranquilo, estoy contigo. —se arrodilló frente al menor y acarició con delicadeza sus cabellos— Mírame, por favor. —Seungmin negó con la cabeza de forma descontrolada— Por favor Seungmin, solo mírame.

Con temblores en todo su cuerpo, Seungmin levantó el rostro. Estaba rojo, empapado de lágrimas y sudor, con labios entreabiertos en busca de más aire y ojos semi abiertos llenos de lágrimas, su mirada estaba perdida y vacía, en su mejilla izquierda descansaba la reciente marca de una mano femenina. Hyunjin sintió como si le clavasen miles de agujas en su pecho, sus ojos buscaban sin éxito y con desesperación los de Seungmin, no sabía que hacer, era su primera vez lidiando con algo así.

¡hey, chico bonito!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora