El Otro México.

Abril, 1945: El infierno en la Tierra.

Mi relato empieza cuando tenía no más de 16 años, en eso entonces vivía en la ciudad de Culiacán en la región Regia.
Me llamo Paola Robles Estopier.
Mi vida era básicamente atender a mi abuela que era una mujer mayor de casí 75 años. Atender a mi madre y a mi hermano menor.
Mi padre había sido llamado para ir a la guerra, nos habíamos quedado nadamas mi mamá, mi primo, mi abuela, mi hermano y yo.
Mucha gente se ha acercado a mí porque yo soy una de las pocas sobrevivientes de aquella catástrofe.
En 1945, cuando apenas tenía 16 años era una chica muy delgada porque había veces en las que comíamos y otras en las que de plano no porque éramos demasiado pobres y solo aspirabamos a comer: maíz, lentejas, tortillas, frijoles y chapulines.
Vivía a orillas de la ciudad y siempre tenía que viajar a unos minutos de la ciudad para ir a mi escuela.
Todo comenzó unas semanas antes recuerdo bien que en radio el loco del emperador Yareth hablaba.

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Radio: Mexicanos, hoy 10 de Abril de 1945 quiero darles un informe muy importante, me dirijo a ustedes porque me importan y quiero decirles... Ordenarles que no coman o compren productos que provengan de la ciudad de Daani Baán. ¡ES UNA ORDEN!. No pregunten los motivos; solo les digo "NO NOS RENDIERMOS"

Mi hermano Ricardo me preguntó "Hermana ¿Cuándo comeremos un rico pastel de elote?"
Mi corazón se me retorcío y le tuve que contestar "Pronto hermanito, esto ya va a terminar".
*ALERTA DE AVIÓN*
Esa alerta daba miedo, solo pasaba cuando aviones enemigos sobrevolaban los cielos.
"Vaya, en mis tiempos con un solo peso podías comprar muchos dulces... Y no había guerras" Decía mi abuela.
"Mamá, ¡Porfavor!"
"Abuelita, yo quisiera comprar muchos dulces con una sola moneda y no juntar cuarenta billetes para comprar una sola palanqueta"
Mi primo de la misma edad que yo le dijo a mi hermano "¿Quieres ir a jugar?" sé fueron al patio a jugar.
Entré a la cocina y comencé a hacer de cenar lentejas con un trozo muy pequeño de jamón que sobró de la semana pasada.
Cenamos y nos fuimos a dormir.
Desperté de golpe por los gritos de un hombre que decía "UN HOMBRE EN TOLLOCAN VIO A UN HOMBRE CALCINADO EN VIDA QUE DECÍA VENIR DE DAA..." al hombre le disparó un soldado "¡Ese vagabundo no sabía lo que decía, a dormir todos!"
Esa noche tuve miedo y un presentimiento horrible.
Al día siguiente fui a la escuela como de costumbre y de regreso, el vecino, el buen señor Efraín Pulido.
Nos regaló 5kg de granos de maíz, 3kg de arroz y un guajolote. "Paola, es para tu familia, no es mucho pero en estos tiempos hay que cuidarse entre vecinos" yo abracé muy fuerte al señor Efraín y entré a la casa muy contenta, pues ese día comeriamos como solíamos comer hace años.
Esa noche fue lo mismo tenia un muy mal.presentimiento. Me sentía mal, mi abuela lo notó "Hija, no tengas miedo, la guerra ya va a acabar pronto. Un día de estos, y yo estaré allí para ver como creces, portate bien mi niña, eres una chica maravillosa y muy astuta".
Yo no entendía que pasaba pero de cierta manera me dío paz, esa ultima noche que pasé con mi familia. Fue una noche muy tranquila, reímos, comimos. Bueno Dios quiso que así fuera la última noche en la cuál vería con vida a mi familia.
Esa noche no pude dormir, me levantaba y caminaba, tenía un presentimiento muy raro, tenía miedo, pánico, ganas de llorar, resentimiento, cólera, temor, muchos sentimientos.
Al fin pude conciliar el sueño.
Al sigiente día me pare a las 7:40 a ir a la escuela.
Me cambié y me despedí de mi madre y mi abuela, les dije "Las veo al rato".
El ambiente se sentía raro, se sentía muy pesado, la gente caminaba en el centro, el mercado se había puesto.
*Alerta*
En el cielo aparecieron dos aviones volando y solo eso.
Los ví, eran muy chicos y surcaban los cielos con majestuosidad.
Al entrar a la escuela mi maestro me eran las 9:00am. mandó al sótano lara traer un esquema del cuerpo humano.

---Desde el "Atila Liberty" Avión B-29---
Larry Freeman pilotaba el "Atila Liberty" que formaba parte del proyecto "Kentucky".
Estamos a una altitud de 9743 metros, cielo despejado en Culiacán.
Objetivo en la mira, suelten a "Bulldog"
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