XIX. Apoyo

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BUEN CHICO, TOM

XIX. APOYO

El nacimiento de la pequeña integrante de la familia Renner fue la nueva noticia sensacionalista del momento. Por la fecha, muchos lo atribuyeron al estrés que supuso para Scarlett estar en aquella conferencia de prensa, con muchas personas criticando a los reporteros imprudentes con temor a que tanto la madre como la hija tuvieran dificultades durante el parto.

Afortunadamente Scarlett se hallaba en la habitación de hospital descansando en la mejor de las comodidades. Su trabajo de parto había sido de ocho horas consecutivas, así que era totalmente válido que quisiera dormir; sin embargo, su sentido de la maternidad le impedía alejar a su hija de su vista. Incluso Jeremy se preocupaba por su sobreprotección, pero comprendía los motivos. Después de todo, les había costado mucho conseguir este embarazo dado que el útero de Scarlett no poseía las mejores condiciones para desarrollar vida.

A la hora de las visitas, era gracioso ver que la habitación estaba llena de mastodontes orgullosos con testosterona pero que la atención la captaba una pequeña cosita de apenas 3 kilos y medio que dormía plácidamente en el pecho de su madre.

—Bueno, ¿y qué nombre le pusieron a mi sobrina? —preguntó Robert. —Yo tengo algunas sugerencias

—¿En serio? Qué considerado de tu parte —expresó Jeremy intrigado.

—Claro, las ocho horas que Scarlett tardó en alumbrar me sirvieron para hacer una lista —dijo, sacando un pequeño cuaderno de bolsillo para recitar sus ideas: —Robbie, Robbyn, Roberta, Roby, Robess, Robina

—Eh, gracias amigo, pero creo que Scar y yo lo podremos resolver —agradeció Jeremy amablemente. —Hablando de ella: Scar, linda, yo la cuidaré un momento. Te ves exhausta

—Secundo la opinión, parece como si la bebé te hubiera destrozado el co-

—¡Robert! Por favor, lenguaje —recriminó Evans, intentando no sonar abochornado por el comportamiento de su novio. —Será mejor que dejemos que Scar descanse que bien merecido lo tiene

Así, Jeremy tomó entre sus brazos a su hija para depositarla sobre la cuna provisional que prestaba el hospital. A pesar de ser tan pequeña, era hipnótico observar cómo movía sus manitas y daba pequeñas patadas al estar recostada. Todo mundo la observaba de cerca excepto Scarlett, obviamente, y Tom, que se había sentado a su lado en la cama.

—¿Cómo te sientes?

—Bien, digo... Es un dolor que no le deseo ni a mi peor enemigo —respondió la mujer intentando enderezarse sobre el respaldo acolchonado. —¿Seguro que no debes ir con Chris? No me sentiría ofendida ni nada, lo prometo

Tom suspiró enormemente. Chris tenía el propósito de quedarse mientras Scarlett se hallara internada, pero había surgido un compromiso de último minuto. De esas reuniones con clientes y magnates de la industria que cambiaban fechas como si se tratara de ropa. Había un punto donde Chris debía aprender a rechazar ofertas, pero estaba tan centrado en conseguir prestigio para que su trabajo hablara por él, que estaba exigiéndose más de lo que podía aguantar. En esta ocasión le pidió a Tom que descansara y avisara de cualquier novedad.

—Quisiera, pero él insiste que no desea abrumarme con esas reuniones —respondió el inglés.

Scarlett miró cómo su bebé tomaba la mano de su padre para llevarse los dedos a la boca. Le daba una ternura inmensa verla. —¿Sabes? Yo solía pensar cómo Chris, que todo debería hacerlo sola y sobresalir por convicción, pero entendí que hay situaciones que me sobrepasan. ¿Te he contado cómo conocí a Jeremy?

Buen chico, Tom [Finalizado: Hiddlesworth AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora