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Sus lágrimas intentaban provocar un poco de piedad en un corazón inexistente, sostenía su lengua fuera de su boca con ayuda de una pinza, mientras yo sostenía una mirada perdida con una sonrisa maníaca, ella intentaba gritar pero no le funcionaba solo podía emitir pequeños sonidos ya que tiempo atrás había rasgado sus cuerdas vocales con la ayuda de un alambre de púas.

- Te dije que no hablarás mas - Digo mientras acercaba un cuchillo caliente a un costado de su lengua - Pero no me hiciste caso.

Acerque poco a poco el cuchillo logrando que a medida que comenzaba a cortar la lengua la herida se cerrara casi de inmediato provocando un gran dolor en ella y un gran placer en mi. Cuando terminé de cortarle la lengua la coloqué en un sartén mientras ella seguía agonizando por el dolor que le había causado.

 - Yo no quería que nada de esto sucediera y lo sabes - Digo a medida que me acerco a ella - Yo te pedía y te suplicaba que no te metieras en mi vida pero tu no me hacías caso - Le levanto el mentón y la obligo a mirarme - Me mudé de casa para que yo pudiese descansar de ti, para poder tomar mis decisiones pero no me lo permitiste, me seguiste y me decías que hacer - Ella retiro su mentón de mi agarre y yo solo suspire - Descansa madre.

Dicho eso salí de aquella habitación con el sartén en manos para luego tirarle la lengua a un perro que tenia en la casa, me dirigí a la nevera y saque una gaseosa para acto seguido sentarme en el sofá para ver película, era lo mejor para callar las voces.

Midnight Stories.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora