Poema.

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Era la segunda o tercera vez que salia de casa lo suficiente temprano y llegaba demasiado tarde como para ver a mis padres despiertos. Tome un lápiz y una hoja y nuevamente les deje una nota pegada en el refrigerador avisándoles que llegaría tarde, decidí dejarles el desayuno listo para darles la sorpresa aprovechando mi buen humor.

- Los amo - Susurré para luego sonreír e irme.

Camine un poco por las casi solitarias calles de mi amada y tan ajena ciudad, la brisa levemente fría no tardo en hacerme compañía. Llegue al café de siempre y me senté a esperar a mi compañera, mientras esperaba tome un sorbo de mi café mientras observaba por la ventana la monotonía de las personas que pasaban en frente de mi sin siquiera notar mi extraña presencia.

Mientras escribía en mi portátil una presencia conocida no se hizo esperar en frente de la ventana de aquel lugar, le hice un gesto para que entrara haciendo que sonriera y casi de inmediato corriera a entrar.

- hola Tom, Tomy, Tomas - Me saludo con alegría.

- Hola Laila - Salude - ¿Porque tan alegre? - Mi pregunta había robado una carcajada de parte de ella.

- Pude notar que has vuelto a escribir - Sonríe a lo que ahora puedo entender su emoción - Vamos a almorzar y me platicas de que trata tu nuevo libro en el camino.

Suspire pesadamente para luego sonreír aceptando su invitación, ella me "sorprendió" llevándome a su restaurante favorito mientras me platicaba sobre lo mucho que le había gustado mi ultimo libro y que se sentía identificada con el personaje principal por el modo de pensar de ella, me reí al escuchar eso. 

Mientras comíamos me pidió que le hablara sobre mi nuevo proyecto y se sorprendió al enterarse de que se tratara de una saga que apenas estaba en proceso ya que los personajes vivían en mi mente, la observe y su emoción no tardo en llegar. Después de comer caminamos un rato por el parque, la invite a unos helados y mientras caía la noche se me ocurrió decirle algo igual de loco que ella.

- ¿Sabes? - Comencé llamando la atención de ella - Tu eres la inspiración para las locuras de mis personajes.

- No juegues así conmigo - Comento levemente apenada - Se que hay alguien mas.

- No estoy jugando - Mi tono serio hizo que me mirara sorprendida.

- ¿Porque yo? - Su curiosidad inocente me parecía única.

- Pues, te conozco bien, además de que eres mi mejor amiga - Le sonreí - Mereces estar en todos mis escritos.

Después de hablar un poco mas decidí llegar temprano a mi casa y entrar a mi cueva para dedicarme por lo que restaba de ese día a mi mundo literario, a mi forma de escapar de esta realidad ligeramente cruel.

Cuando llegue las luces estaban ligeramente apagadas a lo que supuse que habían salido, me encamine a la cocina y encontré el desayuno que les había preparado en el mismo lugar e intacto dándome mala espina, subí a la habitación de mis padres y sin necesidad de abrir la puerta un olor putrefacto llego a mi.

Abrí la puerta de golpe haciendo que confirmara que aquel fétido olor provenía de allí, la oscuridad de la habitación solo me permitía contemplar un raro atril que se hallaba en medio de este, quise encender la luz pero el interruptor se hallaba dañado obligándome a alumbrar con la linterna de mi celular.

La escena era similar a una que había escrito hace tiempo en uno de mis libros, aquel atril que había presenciado era el cadáver de mi madre colocado en esa forma, no me explicaba el como pero así era, el cuerpo de mi padre o lo que quedaba de el se hallaba esparcido por todo el cuarto, mire mas cerca el cadáver de mi madre y en este había un pedazo de piel de mi padre que tenia escrito "Eres mi inspiración".

- Espero que te halla gustado mi poesía - Decía una voz femenina conocida en tono alegre detrás de mi dejándome congelado en mi lugar - Tu también eres mi poesía.

Midnight Stories.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora