| P R Ó L O G O |

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La vida está llena de tropiezos, un día estás arriba y otro te encuentras al borde del abismo. Papá solía decir que jamás deberíamos creernos más de lo que somos, porque nunca sabíamos lo que nos deparaba el destino.

Hacía unos meses que papá había fallecido, habíamos perdido la casa y gran parte del dinero en la renta del pequeño departamento en el cual apenas cabían dos personas. Mi mamá solía desesperarse por ratos, no era la vida a la que estábamos acostumbradas. Y entre los problemas económicos, también se encontraba lo que para mí mamá era rebeldía de parte de mi hermana mayor. Sky se había mudado con su novio Charlie apenas unos días del velorio de papá, y claro que no la culpaba, mi madre había estado insoportable desde entonces, pero yo no era tan cruel para abandonarla.

Tiempo después, mi madre entró a trabajar como editora en una empresa de nivel internacional, claro que para ella no era suficiente el dinero que ganaba, así que después de tantos intentos terminó emparejándome con el hijo del dueño.

Rafael no era para nada un chico amistoso, y él tampoco estaba de acuerdo con el trato que mi madre y su padre habían hecho, verán; El padre de Rafael, el señor Arthur Miller, no era el dueño completamente de la empresa, él había heredado una cierta parte de ella, pero el abuelo de Rafael había dejado claro que el primer nieto que se casara heredaría la empresa a 100%. Así que Arthur veía a su hijo como una inversión, así podría quitarle su parte a su hermano.

Quizá Rafael Miller y yo habríamos tenido un poco de química si hubiéramos sido novios primero, pero en cuanto nos presentaron recibimos la noticia de nuestro ya arreglado compromiso.

Entonces 2 meses después aquí estaba yo, Lucia De Borges, frente al espejo viendo como agregaban los últimos toques a mi vestuario de novia.

– Lucy, sabes que aún podemos sacarte a escondidas, Charlie te llevaría en su moto hasta nuestra casa, allí pasarías unos días en lo que decides que hacer con tu vida.– dijo Sky por tercera vez.
– Por más que desee eso, no huiré como sí fuera culpable de algo– sostuve la mirada sin derramar ni una sola lagrima, a pesar de que quería hacerlo.
– Sé que es lo que menos quieres oír ahora, pero te ves hermosa.– sonrío, a diferencia de mí, unas lágrimas amenazaban con salir de sus ojos en cualquier momento, y estaba segura que no eran de felicidad.

Sonreí y estreché sus manos sin decir ni una sola palabra ante su comentario, ¿qué se respondía a eso? no estaba feliz por traer un vestido el cual no quería.

¿Estás lista Lucia?– escuche decir a mi madre desde la puerta de la habitación donde nos encontrábamos.
– No tengo salida ¿cierto?– agregué con un gesto torcido, era cierto, no la tenía.
– Algún día vas a agradecérmelo Lucia.
– Sí papá estuviera aquí no me obligaría a hacer esto...
– ¿Ves a papá aquí?– soltó enfadada, y por último agregando un suspiro.

No, no estaba aquí, ya no.

[....]

Cada minuto que transcurría de la ceremonia era una eternidad, el viento de la terraza era fresco y me erizaba la piel. A causa de este, los pétalos de las flores que yacía en el arco del altar caían de vez en cuando, Rafael parecía estar desesperado y no lo culpaba, yo también lo estaba.

Mi mamá fingía tanta felicidad cada que el juez nos decía los votos para que los repitiéramos.

Cuando por fin terminó la boda, todos los invitados pasaron al jardín donde se llevaría a cabo la tan esperada fiesta, el blanco reinaba en la decoraciones y al llegar la noche luces moradas iluminaban el ambiente. Para ser sincera, Rafael se había portado bien conmigo y cualquier persona que nos viera pensaría que realmente nos casábamos por amor, pero todo era parte del glamour.

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Para que no se desesperen en el siguiente capítulo ya sale Abraham.👀

CONFIDENT - Abraham Mateo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora