—Esto empieza a ser agobiante— Pensé que ser idol era lo que quería. Pensé...
Twice tiene gran éxito, eso es innegable, pero aún así algo falta. Atención es obvio que no. Diversión tampoco. Aún así...
Cada día es diferente pero a la vez igual. Coreografías, canciones, conciertos... Todo diferente pero igual.
— ¿Jeongyeon? — preguntó.
— ¿Ah? — respondí.
— ¿Te pasa algo? Estás muy distraída— dijo acercándose.
—Estoy bien, solo algo... pensativa— dije intentando evitarla.
—Si me necesitas, llámame— dijo yéndose.
—Lo sé, lo sé— le respondí sin muchas ganas.
Por alguna extraña razón, Nayeon, de entre todas las miembros es la que más puede verme, no literalmente claro, eso lo hace cualquiera, ella puede ver a través de todo de mí.
Es como si invadiera mi ser, como si ella me conociera mejor que yo misma.
Además de que para aparentar es la que más es apegada a mi, lo que hace que siempre la tenga dándome besas y acariciándome.
Si fuera otra no me gustaría, pero ella llegó al punto de que la tolero.
Lo curioso de todo es que ambas, incluso antes de debutar, éramos así, nos conocimos mucho antes.
Lo bueno es que puede alegrarme cuando me pongo triste, cosa que últimamente me pasa mucho.
Salí un momento a la azotea a tomar algo de aire fresco dejando la sala donde se encontraban las demás chicas.
De entre todas solo le he contado mis últimos problemas a Momo, puesto que es con la que comparto habitación.
De resto, solo Nayeon tiene sospechas.
Después de un rato en la azotea estaba empezando a congelarme, es lo que tiene Seúl en invierno.
Cuando estaba a punto de buscar algo para abrigarme sentí una gran cobija cayendo sobre mi espalda y momentos después sentí a alguien abrazándome.
—No hagas esto, puedes congelarte, después no tendré a nadie a quien besar— bromeó
Tomé una bocanada de aire y lo solté, creando el característico blanco del frío.
—Nayeon... gracias— respondí.
— ¿Ah? — respondió sin entender.
—Nada, olvídalo— Ella se fué acercándo más y más, hasta llegar al punto de que nuestros cuerpos estaban muy juntos, era muy reconfortante, sentía calor dentro de la gran noche gélida.
Cuando ella empezó a temblar del frío se metió dentro de la sabana que me cubría a mi.
Antes de que ella pudiera hacer cualquier cosa metí mi cabeza y la abrace desde dentro.
Estaba fría, muy fría. — ¿En serio eres Yoo Jeongyeon? —
—Cállate— dije desde dentro.Estuvimos gran parte del tiempo, hasta que saqué mi cabeza y nos sentamos abrazadas.
— ¿Las luces de Seúl siempre fueron así de bonitas? — preguntó.
—Quizá nunca las vimos de esta manera— respondí viendo alguna que otra luz de los lejanos edificios.
— ¿Como? — respondió viendo donde yo.
—Juntas— respondí sin verla.
—Quizá tengas razón, siempre que estoy contigo todo cobra más color y otros sentidos—
— ¿Tengo ese efecto? — pregunté.
—Desde que te conozco... podrías llamarlo... no lo sé... el efecto Jeongyeon—
—Deberías de mostrar más está actitud, la otra de egocéntrica no me gusta tanto—
—Ay, cállate— seguido de eso empezó a besarme la cara hasta hacer que callera y ella aún continúace tratando de besarme.
— ¡Nayeon! Me vas a besar en la boca si sigues así— como pude dije eso.
—Entonces déjame besarte en una mejilla pero sin moverte— dijo parando.
—Está bien, quítate de encima— accedí.Nos colocamos una frente a la otra y yo volteé mi cabeza.
Me tomó de ambas mejillas con sus manos y me hizo mirarla a los ojos.
Cuando empezó a acercarse todo indicaba que me besaría en los labios.
En un movimiento brusco quitó una de sus manos y beso mi mejilla.
¿Que significa eso?