Hace algunos años.
— ¡Vamos, un poco más! — me ánimo ella.
—Nayeon… no puedo más— le dije.
—Claro que puedes— dijo ella.
— ¿Acaso conoces mejor mi cuerpo que yo o qué? — le pregunté sarcásticamente.
—Me lo vas a agradecer después — me respondió.
—Cuando debutemos te lo voy a agradecer— le respondí.
Nunca se lo dije.
Años pasaron, años que pasaron através de ambas y nosotras pasamos através de ellos.
Solo un poco más…
Terminamos logrando el sueño mutuo.
Pero aún así…
¿Qué faltó?
Actualidad.
—Nayeon… ayúdame—
Mis lágrimas nubladan mi visión… y también hacían que mi respiración se dificultará.
—Jeongyeon… vamos a superar esto juntas… aunque sea lo último que haga—
Una semana después, seguí hospitalizada.
Estuvieron a punto de empezar a recetarme antidepresivos, de no ser por Nayeon.
Venía todos los días.
Sin excepción.
Algunos días en los que habían conciertos ella suplía mis partes y aún así, aunque terminarán muy tarde ella venía.
Todo dejó de importar.
Solo era Nayeon y sus formas estúpidas de alegrarme.
A la mirada publica solo me desmayé por tanta práctica.
Aunque el foco se sumía sobre mi únicamente, nadie, además de las chicas descubrió la verdad.
Y así era mejor. No quiero la lastima ni intentos de ayudar de nadie.
—Hoy te traje una sorpresa muy especial— dijo entre mi habitación y el pasillo.
— ¿Qué es? — pregunté sin muchas ganas.
—Intenta adivinar— dijo.
— ¿Otro peluche de conejo? — Varios días me trajo peluches… según ella, me levantarían el ánimo por recordarme a ella, cosas un tanto estúpidas… pero que al final fueron funcionando poco a poco, pero lo hicieron .
—Umm… — pensó. —no, intenta otra vez— me dijo.
—No se me viene nada a la mente… — le respondí.
—Bien, dame un segundo… — Salió de la habitación un momento.
—Oh dios mío— Me levanté lo más rápido que pude y después de darle un gran abrazo y levantarla un poco de la emoción me puse a desempacar los Legos que había comprado.
—Pensé que esto ayudaría… aunque tarde mucho para darme cuenta, lo peor es que en la casa hay muchos y solo son tuyos, aún así no me- _
—No digas nada más, Nayeon, te amo— exclamé.
Un día después, me dieron de alta.
Realmente me mantuvieron tanto por el peligro de depresión, pero después de eso mis ánimos volvieron a ser los de antes, y un poco mejores también.
¿Como es que al final logró su cometido?
Me sentía como una máquina y ella volvió a hacerme sentir humana…
Quizá solo quería volver a sentir algo, disfrutar lo cotidiano.
Una parte de mi quería eso, una parte solo quería sentir algo.
No odio en lo que todo esto terminó convirtiéndome, solo agradezco su insistencia en mi felicidad.