Estaba en la entrada, esperando a que ella regresara de lo que tenía, que según ella, "revisar". Miré su gran patio, todo repleto de flores, arboles, un gran espacio en verde, se podía sentir en el aire el olor a Naturaleza.
- Listo!!!- abrió su puerta, giré para verla parecía un poco agitada, el vestido que llevaba antes ya no lo tenía puesto, ahora solo tenía puesta ropa informal muy cómoda.
- ¿Puedo pasar ahora?
- Sí – rió haciéndose a un lado, dejándome pasar.
Miré a mi alrededor todo estaba como la ultima vez que vine, aunque esa vez fue donde todo comenzó, donde por primera vez la vi.
- ¿Me dirás el por qué estamos en tu casa?
- ¿Qué mejor que conocernos en mi casa? – no dije nada tenía razón, escuché como cerró la puerta mientras se ponía a mi lado, la miré de reojo.
- Me gusta tu sudadera.
- Podría prestártela, aunque no creo que te quede, ya que eres más alta que yo – reímos juntas, sentí su mano tomarme del brazo, girándome para que la viera – me gusta tu cabello así de revoltoso – paso sus dedos por mi cabello poniéndolo a un lado.
- Perdón que este así, me hiciste cambiarme y sacarme todo los accesorios tan rápido que no me diste tiempo a peinarme por lo menos.
- Me encanta verte así, te ves natural, ideal para esto.
- Bueno dime ¿a qué parte de tu casa vamos?
- Cierto – tomó mi mano, guiándome por el pasillo llegando en la sala, cuando mire como se encontraba, pasé mis manos por mis ojos para ver si veía bien.
- ¿Lo que veo es una cama en el medio de la sala? – me acerqué al objeto, todo estaba vacío solamente se encontraba esa cama en el centro de la sala, sobre esta algunas almohadas.
- Si, gran idea la mía ¿no?, Me preguntaba como hacer para quedarnos conversando toda la noche sin tener que subir a mi cuarto para que pensaras en que tenía dobles intenciones – se acercó a mí – así que hice que bajaran mi cama aquí, aunque el sofá y los muebles no sé donde los pusieron.
- ¿Tus padres no te matarán?
- ¿Por qué lo harían? Esta es mi casa solo yo vivo aquí, bueno con alguna gente que me ayuda también, bueno basta de preguntas, es hora de que te subas a la cama y yo junto a ti.
Me encontraba mirando su techo blanco el cual contenía algunas formas peculiares en esta. Sentía la respiración de Jennie a mi lado, todo esto que hizo por mi no lo ha hecho nadie, ella de verdad quiere conocerme tal cual soy, una sonrisa se escapó de mi rostro.
- ¿Por qué sonríes?
- Sonrío porque veo que estas algo loca por hacer esto – sentí un movimiento de su parte.
- Mírame – susurró gire mi cuerpo, quedando ambas frente a frente - mi color favorito es el negro– sonreí.
- Lindo color para una linda chica, el mio es el amarillo bueno por ahora – ella sonrío, acercándose más a mí – me cuesta mucho decir cosas de mí ¿quieres empezar tú?
- Bien, sin mentiras – asentí ella elevo su mano poniéndola al frente de mí – promételo – extendió su dedo meñique.
- Está bien con una condición, sin hacer preguntas.
- Está bien – entrelace nuestros meñiques, cuando ella separó nuestras manos tomo una respiración profunda y suspiro – Nací en Corea pero me mudé a Los Angeles por mi trabajo, se me pegó el acento americano demasiado rápido – rió– soy muy joven, me encanta la época de invierno, así que amo la navidad. Me fascinan las galletas puedo comerlas siempre y no me cansaría, tengo una obsesion con las películas de Disney, amo los animales es por eso que tengo dos perros, no te preocupes los conocerás, tengo miedo a los payasos, amo la playa, la noche, el océano, me encanta cantar lo hago en todo momento y mi mejor amiga es Jisoo, ahora que lo pienso parezco toda un niña romántica con todo lo que me gusta.
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Treinta Días Para Enamorarla | Jenlisa
Fiksi PenggemarEstoy para sobrevivir en este mundo, como todas las personas y obtener ese empleo me ayudaría, solo necesitaba hacer ese artículo que me habían pedido, tengo 30 días para terminarlo. ADVERTENCIA: Esta historia no me pertenece, todos los créditos a s...