T R E S

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Nota: lo que se encuentre completamente en comillas y en cursiva son recuerdos.


Kim Namjoon.

Después de pasar la noche en la casa de Jin, que tengo que decir que después de varias noches sin poder pegar un ojo, en su casa lo logré, pude dormir un poco y tranquilo con las palabras de Jin retumbando una y otra vez en mi cabeza.

Decidí ir a visitar a mi madre la última vez que la vería, que sería hoy día, después de todo decidí dejarla ir, se que su partida no será una pérdida, sino más bien ganaría algo, ganaría un ángel; aunque no dudo que mi madre siempre haya sido mi ángel de la guarda.

Aquella mujer siempre estuvo para mi en cualquier momento, por ejemplo, cuando caía mientras aprendía a caminar ella siempre me levantaba, me sonreía y me incentivaba a seguir intentándolo. Mi primera actuación en el teatro escolar, estaba tan nervioso que incluso había fingido encontrarme enfermo para no ir, mi madre me apoyó y me dijo que ella estaría en primera fila y que si nadie aplaudía ella lo haría, hasta con los pies de ser necesario, mi principal problema era que no quería besar a una chica, en esos tiempos te dan asco las chicas pero cuando creces tú les das asco a ellas, que irónico ¿no? Ahí es cuando te rompen el corazón y tus amigos no son buenos para esos momentos, así que ¿A quién recurres? A tu madre, ella siempre estará ahí para darte el jalón de orejas y con su dulce voz decirte un pequeño: "te lo dije" para terminar acompañándolo con un beso en la frente.

Las madres pueden ser comprensivas y a la vez confundibles, pueden ser dulces y a la vez intimidante, una madre puede ser tú mejor amiga, la más fiel de todas, la que nunca te fallará, la incondicional.

Listo, bien arreglado y perfumado y con la mejor sonrisa que pueda pintar en mi rostro, la desconectaré, la dejaré irse para que no sufra más de lo que ya ha sufrido. Quiero su bienestar y si eso implica no volverla a tener a mi lado, me arriesgaré.

Decidí ir a pie y recordar todos los buenos momentos que pasé con la mujer más maravillosa de este planeta o de la existencia en si.

- "¡Feliz Navidad mi pequeño Nam! - me dedicó una cálida sonrisa - sé que no es mucho pero también sé que lo querías desde hace mucho.

Me había regalado un pequeño carro de juguete que quería desde la primera vez que lo vi en aquella vitrina. Mi madre no me lo había comprado debido a que no teníamos dinero para adquirirlo.

El mejor regalo de Navidad para un pequeño niño. Mi madre tuvo que ahorrar mucho y hacer horas extras en su trabajo para poder obsequiármelo."

Aún conservo aquel juguete. Lo conservo en perfectas condiciones y a un lado de mi cama, en el mejor lugar que podía ubicarlo, ya que apenas despertara dirigiría mi mirada a aquel lugar y lo primero que vería sería ese carrito de juguete y junto a él vendría el recuerdo de aquella Navidad y mi alegría al verlo y la alegría de mi madre al ver pequeñas lagrimas deslizarse por mis mejillas y saber así que el gran esfuerzo, pequeño para ella, había válido la pena.

Mientras caminaba sonriendo por aquel recuerdo también se vino a mi mente uno malo, porque los buenos recuerdos también tienen malos recuerdos.

- "Mocoso malcriado, te he dicho que no agarres nada sin mi permiso - me aventó la famosa y temida chancla. Y cómo no hacerlo si he tomado sus joyas para jugar con ellas. Todas tenían un gran valor tanto sentimental como económico, esas joyas habían sido de mi abuela.

Mi madre logró alcanzarme y me dio un golpe en mi cabeza, lo tenía bien merecido, después de todo no era la primera vez que me había visto jugando con ellas, veces anteriores me las había perdonado pero esta vez no fue así.

Amor Eterno. |NamJin|  [TERMINADA] CORRIGIENDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora