✧ 14 deseos ✧

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Todavía estaba muerta de vergüenza cuando apareció uno de mis hermanos por la puerta. (Lo sé porque los dos hacen bastante ruido al entrar en casa). Rogué que fuese mi hermanito pequeño, pero no.

- Hola pequeña.

- Hola grande.- Se lo digo siempre a mi hermano mayor Calum, para chincharle. Bufa y se deja caer en el sofá.

- ¿Que tal éstas?

- ¿Yo? Pues mal; digo bien, em, sí, bien.- Intenté fingir que estaba bien, cuando en realidad por dentro estaba avergonzada por lo que acababa de pasar.

- Vale...en fin, estás rara, ¿te encuentras...?

- A la perfección.- Le corté con sonrisa angelical.- ¿Y tú?

- Bien, gracias. Por cierto, te he traído una cosa.- Se me iluminó la cara.

- ¿El qué? ¿El qué?

- Ten.- Me dio una cajita rosa con 14 velas dentro. Cada una de un color. Eran brillantes, pero no entendía nada.

Calum...- Dije con tono enfadado.- ¿Me quieres tomar el pelo o qué? Sabes que NO me hace gra-cia.

- No, no, hermanita. Es especial. Lo ví en una tienda en el centro de Madrid. Me llamó esto la atención esto.- Dijo señalando la caja. - Decía que por cada vela que soples, un sueño se cumple. Pero que si pides dos deseos en un día, te irá mal, por egoismo. - Estaba flipando con mi hermano.- Como siempre estás quejándote y diciendo que los sueños no se cumplen nunca, y cursiladas de éstas... pues no sé, se me ocurrió que tal vez te interesaría esto.- Finalizó.

- Espera.- Dije incrédula.- Calum, cariñito, ¿de verdad te crees eso? ¡Pero por dios! Te han timado hermanito, te han timado.- Dije enfurecida.- Oh dios mío, ¡si tienes 16 años!

- Pensé... que te gustaría. Ya sabes, como eres tan fantasiosa y

... en fin... lo he cogido con todo mi cariño, pues nada. A la mierda.

- Lo siento, creí que era una de las tuyas.- Le dí un abrazo corto.- ¿Cuanto te debo?.

- Nada, es un regalo.

- Jo, perdón, no sabía... mira, ¿que te parece si abro una ahora?

- Mejor ábrelo luego.- Me sonrió.- ¿Te bañas?- Recordé lo que había pasado antes, abajo en el patio.

- Pues...no, gracias.- Dije mientras se quitaba la camiseta. Se que es mi hermano pero... hay que reconocer...que bueno está.

- Bueno adiós bicho.- Me dió un beso en la frente.

- Adiós sexy boy.

Se río, y se fue. Me quedé aburrida, así que...

- Simbaaaaaaa.- Grité. En un instante el gatito estaba en el salón a mi lado. Me puse a jugar con él.

«¿sabes qué? Creo que estoy bien, vivo una vida feliz, y no necesito nada ni ningún deseo ahora mismo» me dije, bastante orgullosa.

De pronto, sonó el timbre.

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Devuelvo votos♡

xx

Un beso y catorce deseos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora