Aún no podía creer lo que había pasado. ¿En serio seguiría adelante con esto? Di una vuelta en mi cama por milésima vez en aquella madrugada. No quería recordar, pero terminé haciéndolo de todos modos.
Había terminado la obra y Nicolas me había ofrecido su brazo para escoltarme como "todo un caballero" hasta la salida. Tenía que admitir que me había sorprendido. La obra fue estupenda, no quité los ojos del escenario durante toda la función. Sin darme cuenta había llegado a su fin. Pero hubo algo que no podía quitar de mi cabeza, en el intermedio de la obra, miré para su lado y lo vi. Sus ojos estaban vidriosos, como si en cualquier momento pudiera romper a llorar. Estábamos presenciando una historia ambientada en la II Guerra Mundial, muy dramática, era normal derramar unas lágrimas. Pero no él. Me había dejado muy en claro que no estaba interesado en la historia presentada. Nicolas no era de esos tipos sensibles...¿Cierto?
Luego de pensarlo me di cuenta que realmente no lo conocía, no era su amiga, solo había escuchado ciertos rumores sobre él. Rumores que tuve la ocasión de confirmar con mis propios ojos. Como aquella vez en la que rechazó a una chica de forma vil, agresiva. Casi no podía creer lo que veía. Él gritándole de esa forma, se me escarapeló el cuerpo. Yo había salido en su defensa. Lo único que él hizo fue mirarme con mala cara, sus ojos eran tan letales. Retrocedió mientras me decía : Métete en tus propios asuntos. Ni en mis peores pesadillas había pensado en aliarme con una persona así, tan prepotente.Pero ahí estaba, lista para perder mi orgullo y dignidad, porque solo podía ser él si quería que todo funcionara. Un plan perfecto ¿Verdad?
Simplemente pasó. Le conté todo lo que pensaba, como quería que me ayudara. Él y yo saliendo juntos, como una pareja oficial. Sonaba descabellado hasta para mi que el chico al cual nunca antes había mirado con buenos ojos aceptara aquella petición. Simplemente desvié los ojos y esperé el rechazo que definitivamente me daría. Solo que este nunca llegó. En su lugar escuché una risa, suave, de diversión. Alcé la cabeza y lo miré de forma directa, no paraba de reír. Eso fue suficiente. Podía haberme dado un simple "No" por respuesta, pero ahí estaba él, burlándose de mi. Como si haber montado ese número para pedirle un favor no hubiera sido ya suficiente humillación. No soportaría más aquello, había sido una locura desde el principio.
Di media vuelta y apresuré mi paso, tan solo quería llegar a casa. En ese momento sentí como me agarraban de la muñeca. Volteé de forma rápida y me encontré cara a cara con Nicolas, esta vez serio y mirándome con unos ojos indescifrables.
-Katherine Evans- dijo mientras una sonrisa sensual asomaba a su rostro - te ayudaré en tu cruzada.No recuperaremos tierra santa pero por los menos sí tu dignidad ¿No crees?
Definitivamente no podía aliarme con ese chico. Había colmado mi paciencia. Me dispuse a irme por segunda vez en aquella noche pero el me puso las manos sobre los hombros. Puso fuerza en su agarre y acercó su cara a la mía. Demasiado cerca.
- Está bien, te prestaré mi ayuda- se acercó lentamente a mi oído y me susurró - Espero que no te arrepientas.
Retrocedió y me dedicó una última mirada, esta vez sin nada de diversión en ella. Una muy profunda, casi como si intentara advertirme algo. Nos quedamos así por unos interminables segundos, podía sentir la tensión. Todo siguió de la misma forma hasta que él... empezó a reír. En ese instante aparté la mirada y me sentí aturdida ¿Qué me estaba pasando?
-Vamos, te llevaré a casa- Todo esto parecía un chiste para él. Para mí era todo menos eso.
Lo habría rechazado si no fuera porque ya era tarde, hacía frío y en esas circunstancias prefería soportarlo en el camino de regreso. Hacía mucho había pasado la hora en la que dije que llegaría a casa.
- Está bien- me resigné.
Durante todo el trayecto ninguno de los dos abrió la boca para decir palabra alguna. Llegamos y me bajé de su auto lo más rápido que me permitían mis piernas. Las luces de mi casa estaban apagadas, esa era una buena señal. Por fin iba a llegar a la puerta cuando se le ocurrió decir algo que se me había olvidado de nombrar por completo.
-Esto no te saldrá gratis princesa.
Abrí mi puerta y volteé para darle una última respuesta.
-No esperaba que lo fuera.
Entré a casa y cerré la puerta.Tan solo en ese momento me permití expulsar el aire que ni siquiera sabía que contenía.
Agarro mis sábanas con fuerza, todo esto pasó hace tan solo unas horas. ¿Acaso estoy loca? ¿Cómo pude hacer algo así? Maldición Kat, firmaste un pacto con el mismísimo diablo. Pero ya no puedo dar marcha atrás, solo me queda aceptar la idea de una vez por todas. Por fin, mañana será el día en el que ponga en marcha mi plan.
Que comience el show.
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Plan...¿perfecto?
Teen FictionKat tiene un novio popular, una mejor amiga increíble, excelentes notas y es líder de las porristas. En conclusión: una vida perfecta. Pero todo cambia cuando su novio la engaña con la persona que menos esperaba y el mundo se derrumba para ella. Est...