~ Renato ~

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Renato.

Siento como poco a poco un potente aullido se va formando en mi interior.

Me siento un poco extraño con todo esto. Es como si estuviera dentro y fuera de mi cuerpo al mismo tiempo. Como si no pudiera controlar nada de mí, más que dejarme llevar por la corriente y permitir que alguien más tome el control de todos y cada uno de mis movimientos. Veo las cosas a mí alrededor. Nada parece haber cambiado en lo absoluto. Más que la fina capa grisácea que cubre el paisaje. Atrás quedaron los vivos colores de la primavera. Ahora todo está cubierto por uno de los muchos tonos en la escala de grises. Alzo mi hocico y olfateo el aire. Puedo oler el rocío de la mañana sobre las ramas secas de los árboles.

No tengo miedo, incluso cuando una parte de mí sabe que debería tenerlo.

Me siento en paz por primera vez en mucho tiempo. Sé que digo esto muy a menudo pero en esta ocasión es diferente. No es una sensación cualquiera, es incluso distinta a la que siento cada vez que estoy entre los brazos de Gabriel después de hacer el amor. Ésta es una paz mucho más profunda, más duradera y trasparente. Parece como si todo en mi vida estuviera cobrando sentido al final. Todas las piezas del enorme rompecabezas encajando una tras otra. Me siento completo en todos los sentidos. Al fin puedo decir que encontré mi camino.

Respiro profundamente.

Cierro mis ojos y me concentro.

Estoy en un cuarto negro y tibio. A mi derecha un formidable lobo café me mira con esos enormes y brillantes ojos amarillos. Un intenso calor recorre todo mi cuerpo. Nunca pensé que esto fuera posible. Es mi lobo, aquel que nunca creí en encontrar, en tener siquiera frente a mí. Siempre pensé que sería un humano común y corriente, un lobo que no había nacido con el gen de la trasformación. Que tan equivocado estaba. Soy como mis padres y Ángela. Como lo es Mateo y Gabriel.

Soy un lobo más.

Veo como se acerca hasta mí.

Me deja recorrer su denso pelaje con la palma de mi mano. Es indescriptible lo que estoy sintiendo en estos momentos. Una extraña y excitante mezcla entre temor y felicidad. Por una parte tengo mucho miedo de estar soñando, que nada de esto esté ocurriendo en realidad. Me imagino aún tumbado sobre la tierra del bosque, esperando que la muerte llegue por mí. Por el otro, un torrente de felicidad recorre todo mi ser. Alegría de estar parado frente a mi lobo interior. Si esto es verdad, si no es un sueño, significaría que no soy el human débil y estúpido que decían que era. Soy uno más de la manada. No me mirarán más por encima del hombro o fingirán respeto por ser la pareja de su Alfa.

Ahora soy uno de ellos.

¡Soy un hombre lobo! ¡No puedo creerlo!

"Tenés que creerlo, Renato, no es ningún sueño"

Una voz potente y profunda llena mi cabeza.

Me reconforta mucho escucharlo. Una enorme sonrisa aparece en mi cara. Es que no puedo creer nada de lo que me está pasando. Es mi voz la que me habla, sólo que un poco más gruesa y dura. Casi como si la hubieran modificado con algún programa de computadora. Lo observo con mucha atención. Tiene su vista clavada en la mía. Me mira en silencio, sentado en sus patas traseras. Su cola peluda se mueve de derecha a izquierda con rapidez. Creo que está feliz de verme tanto como yo de verlo a él. ¿Él? ¿Es que acaso es un él?

"Lo soy, amigo mío. Soy igual que vos, un macho fuerte y decidido"

—Pero... ¿cómo es posible? — respondo con sorpresa.

"Somos un mismo ser — responde — puedo leer tu mente, Renato"

—Es... increíble.

Alfa Enamorado. [Quallicchio]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora