La música retumbaba en cada pared, la gente se dejaba llevar por el ritmo implacable de cada canción. Y allí estaba yo, bailando con todos los pasos, sin saltarme ninguno.
Natalie había salido de caza.
Llamaba la atención de muchos hombres que también estaban en la pista de baile, incluso de los que estaban en la barra. Yo me dejaba ir por la música, como si nadie más estuviera allí. Siempre había sentido la música más que los demás, siempre había sido mi fiel compañera. Creía que las melodías estaban para bailarlas, que cada melodía equivalía a un momento. Que había tantas melodías por descubrir, tantas canciones por componer, tantos acordes que bailar. Que una canción alegre puede hacerte feliz, puede sacarte una sonrisa.
Mis pies se movían de un lado a otro. No era la típica música de La Jungla, era un bar en el que solían poner todo el rato canciones de los años 80 y 90. Mi favorita.
La gente no sabía bailar este tipo de música porque creen que todo se baila igual. En cambio yo hize muchos cursos de baile, de todo tipo. Con la llegada de una balada me retiré de la pista y me dirigí a la barra.
-Una San Miguel- le dije al camarero.
-Que bien te mueves.-una voz a mi costado me hizo girarme.
-Gracias.-le dije con una sonrisa.
Una gran melena de pelo castaño. 'Oh, hola Jared Leto' pensé. Buena comparación. Y lo que me gustaban las melenas. Bruno era una excepción. Su espeso afro y el impecable tupé superaban todo lo demás.
Sus ojos eran de un verde más intenso que el mío, más puro, más inocente. Sus labios eran finos pero muy apetecibles. Tampoco comparables a los de Bruno, ya imaginas como saben sin haberlos probado, te imaginas su sabor de mil maneras.
No era como Bruno. No era comparable a él. Pero lo elegiría a él está noche.
-Soy Harry Willson.-dijo acercandose para darme dos besos.
-Natalie Miller, encantada.- los recibí encantada.
-Igualmente.-dijo mostrándome su impecable sonrisa de triunfador en la vida.
Quien sabe cuantas horas pasamos hablando en aquel local. Era un tío bastante interesante, con muchas anécdotas que contar. Yo en cambio no conté nada en especial, no quería darle datos suficientes como para que pudiera volver a encontrarme.
-¿Quieres venir a mi casa?
-Claro.
-Vivo siguiente manzana, así que no traigo coche. -dijo mientras nos dirigíamos a la salida.
Antes de salir me despedí de la pandilla y el comentario de Juan me hizo reír 'cacho puta', le guiñé un ojo y seguí a Harry.
Las calles estaban desiertas a aquellas horas, sólo se oía la música retumbar en algún que otro pub que dejábamos por el camino. Harry iba contando alguna de sus historias banales, pero yo no le estaba prestando atención. ¿Porque no podía dejar de pensar en Bruno?
Mis ojos vagaban por cada rincón de la ciudad. ¿Buscando? Quizás. ¿A quien? A él, por supuesto. Tenía un extraño presentimiento. Y lo sentía. Sentía como si me estuviera observando desde algún lugar inhóspito de alguna de las calles que pasábamos. Quizás nos estaba siguiendo.
No. Por dios, Natalie, estás enferma, como te va a estar siguiendo Bruno. Estará revolcándose con alguna facilona.
Los ruidos cada vez se volvían más sospechosos a mi oído. Quizás me estaba volviendo loca. Oía pasos, por detrás, por delante, en cada callejón. El corazón comenzaba a subirseme a la garganta. Sentía el miedo y la adrenalina por todo mi cuerpo.
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La Jungla. [Bruno Mars]
FanfictionSucio por fuera, podrido por dentro. Podía olerse por todas partes. Y ahí estaba ella, moviendose frenéticamente como si quisiera descomponerle en mil pedazos, mientras seguía enloqueciendo. Día tras día, se convirtío en una rutina ir a verla, y es...