2- Renato

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"Cuando creí que por fin ya te había olvidado, ahí estabas tú, con tu estúpida sonrisa y tu cabello desordenado, recordándome que por más duro que me esforzara, siempre estarías allí, como un recuerdo constante de lo que quise, pero nunca pude tener."


—¿Qué mierda es esto? — fue lo primero que pregunté tras la impresión de que estaba esposado.

El chico frente a mi sólo esbozó una ligera sonrisa y comenzó a dar vueltas por ahí.

Era tan extraño, no recordaba conocerlo de nada, ni siquiera se me hacía familiar. Y era extremadamente irreal y espeluznante tenerlo frente a mí, que sólo podía pensar en Criminal Minds o Mentes Criminales y las mil y una formas en las que este tipo maniático me descuartizaba y enterraba mi cuerpo en el jardín. Realmente perturbador.

Lo veía caminar de un lado para el otro hasta que se detuvo frente a mi biblioteca, la cual estaba repleta de libros salvo la primera repisa, la cual Nerea había auto-separado para nuestros portaretratos o recuerdos de momentos que teníamos juntos.

—Wow, sí que es bonita. — murmuró el extraño sujeto, mientras tomaba el recuadro central de la repisa. Era una foto de Nerea y yo frete a las Cataratas de Iguazú. Era una de las fotos más bonitas que teníamos, por lo que mi novia había decidido ponerla en el centro, dentro de un hermoso y gran marco. — Siempre supe que te iban las castañas, ya sabés. — lo vi girar un poco y guiñarme un ojo. Vaya que este sujeto está loco como una cabra, ¿Que me iban las castañas? ¿De dónde habría sacado una mierda así? Sinceramente no tenía ni siquiera un "tipo" y jamás había comentado en mi vida que las prefiriera castañas.

— Ey, sinceramente no sé quién sos, ni qué es lo que querés. Si esto es alguna clase de broma, no es gracioso, simplemente soltame y arreglemos las cosas. No voy a llamar a la policía, simplemente dejame ir ¿dale? — ni siquiera se inmutó, simplemente seguía parado frente a la biblioteca mirando la foto, como una estatua, sin moverse.

Y para cuando giró su rostro hacia mí, ya no había ninguna expresión en él. Si no fuera por su pestañeo, incluso hubiese pensado que estaba congelado. Lo vi caminar hasta que quedó de pie frente a la cama, todavía con el cuadro entre sus manos, pero me miraba fijamente e incluso empezó a darme un poco de miedo.

—¿Por qué no respondés? — volví a preguntar — No entiendo qué es lo que pasa, por favor, dejame ir. — volví a intentar y esta vez pareció tener algún efecto, porque poco a poco comenzó a caminar hasta quedar a un costado de la cama, justo en frente de mi mesita de noche.

Lo miraba atentamente, consciente de cada uno de sus movimientos, expectante, esperando a que me quitara las esposas y me liberara. Pero no lo hizo y en vez de eso, simplemente dejó el portarretratos sobre la mesa de noche y se giró hasta quedar cara a cara con mi cuerpo. Seguí esperando, quieto y desesperado, pero nada pasaba. Solamente estaba ahí, viendo su pecho subir y bajar con cada respiración, y escuchando como sus resoplidos se mezclaban con los míos. Ya no podía mirarlo a los ojos, ya que su cabeza estaba ligeramente inclinada hacia adelante.

—Ni siquiera podés reconocerme. — lo escuche susurrar, tal y como cuando me despertó — ¿Cómo pudiste olvidarme así?

—No entiendo de qué hablas. — le respondí entre susurros también, ni idea del por qué — No tengo idea de quién sos, yo jamás te  he visto en mi vida. — aclaré, necesitaba dejarle en claro de que se estaba confundiendo de persona, no lo conocía y no entendía a qué venía todo esto.

Después de que la última de mis palabras fue pronunciada, recién ahí lo vi levantar la mirada y mirarme fijamente de nuevo, lucía decepcionado.

Dejame tocarte. [Quallicchio +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora