Capítulo 3

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—¿Qué mierda acabas de hacer, Aminta? —suelto con indignación, ella me gruñe desesperada.

—Είναι δική μας, Selene (Es nuestro, Selene) —la loba lloriquea y mi frustración crece al escucharla hablar en griego.

Un carraspeo ocasiona que la conexión se corte, dirijo mi mirada hacia él y mi respiración se atora por unos segundos. Un joven de pelo castaño claro, realmente guapo, se encuentra a unos metros delante mío. De reojo percibo como Paige se posiciona a mi lado mirando detrás de mí, ella baja la cabeza en forma de respeto y frunzo mi ceño.

—¿Qué ha sido eso? —esta vez, una ronca voz resuena en la habitación y mis piernas flaquean mientras el olor a menta y chocolate se fortalece.

Me doy la vuelta. Si el anterior era guapo, este era un maldito adonis. Su atención se posa en mí y olisquea el aire dudoso. Abro mis ojos más de lo normal cuando me percato de que es el alfa, pero aún así, no bajo mi cabeza ante él.

—Lo siento, alfa. A mi loba le agrada hablar en griego algunas veces —hablo sin demostrar emoción alguna, él asiente dando pasos hacia mi anatomía.

—¿Aún no puedes controlar a tu loba, niña? —él toma mi brazo y admira el brazalete con curiosidad, siento corrientes eléctricas recorrer mi cuerpo y me acaricia con sorpresa, rápidamente me muevo hacia atrás ocasionando que de un grave gruñido.

—No me toque, por favor —cierro mis ojos cuando Aminta quiere tomar el control.

—¿Por qué ocultas tu aroma? —pregunta con dureza.

—Estoy en celo, y no me gustaría ser abusada por un lobo necesitado de atención sexual —alguien ríe detrás mío y giro mi cuello para observarlo con indiferencia.

—Oh, hablabas seriamente —el guapetón de antes habla burlón. Hago una mueca y tengo la necesidad de marcharme por esa puerta y no regresar.

—No, que va. Solo bromeaba, me encantaría que eso sucediera —mi tono sarcástico parece molestarlo ya que cuando se encuentra en mis narices, clava sus dedos en mi antebrazo con fuerza.

—Deja tu sarcasmo, o colgaré tu cabeza en mi pared luego de arrancártela, niñita inmadura —irritada, apoyo mi otra mano en su codo.

—Suéltame, solo queremos hablar civilizadamente —agradezco que la serenidad haga presencia en mí.

—¿Hablar civilizadamente? ¿Acaso sabes lo que eso significa?, ni siquiera puedes controlar a tu loba —hago oídos sordos y exhalo relajada.

—Suéltala —Paige habla en su voz de alfa y le doy una rápida ojeada, un hermoso carmesí baña su par de iris.

Niego reiteradas veces con la cabeza al saber las consecuencias de su acto. Como la posición me lo permite, me estiro hasta ella.

—Paige, no —mi voz y tacto parecen funcionar ya que el rojo desaparece en cuestión de segundos.

La tensión en el aire puede sentirse y olerse. El que supongo que es uno de los betas, aún no me libera.

—¿Qué es lo que pretenden con la manada Speculum? —aprieto mis labios para evitar que una carcajada salga.

¿Es en serio? ¡¿Quién nombra a su manada literalmente, vidrio?!

The last moonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora