Habían días en los que en mi rutina te llegaste a cruzar por mi camino como cualquier otra persona en el mundo. No niego que te notaba, claro que lo hacía había algo que me hacía querer acercarme a ti, no sé cómo explicarlo de otra manera, solo sé que había algo en ti como un imán, y aunque fueron pocas las veces, me aferré a seguir mi camino y eso hice. Cada vez que pasaba por esa avenida llena de color a la que veía llena de tristeza, al cruzarla sin ganas pedía al destino no verte más. De pronto estabas tú a lo lejos esa fue la última vez que te vi, llegando
al final de ella y al comienzo de ti te vi instantáneamente y noté que llevabas a una chica en la parte de atrás de tu moto y supuse que estabas con alguien y eso me dejó más tranquila y te olvidé.