Eran las diez y media de aquella noche tan fría y nevada. Los negocios estaban decorados con brillantes luces coloridas y hermosas coronas navideñas. Afuera, los postes de luz vestían largas tiras de tela rojas y blancas que se enrollaban a su alrededor. Cada poste además portaba su propio gran moño verde, completando de esa forma la gama de colores característica de la festividad que se celebraba en ese momento.
¿Y de que festividad estamos hablando se preguntarán?. Pues de nada más y nada menos que la gloriosa y alegre Navidad. Para muchos es un tiempo de unión, solidaridad y armonía, para compartir en familia; pero, para otros, es sólo otro día más del año, un día lleno de ruido, gastos y canciones molestas cantadas por un grupo de personas molestas frente a las casas de aquellos que no soportan ni un poco esta festividad.
Si bien en varios lados de la ciudad se veía la alegría y la emoción por la llegada de la Navidad, no todos la pasaban tan bien que digamos.
En un colorido local llamado Freddy Fazbear's Pizza, un hombre de unos 30 años se encontraba en su oficina, leyendo el periódico mientras esperaba en silencio a que fueran las 00:00, para poder irse a casa y dejar la pizzería al cuidado del guardia de seguridad. Aquel sujeto era el dueño del local y todos lo conocian como el Sr. Fazbear.
El jefe de aquella pizzería suspiraba de vez en cuando con un deje de tristeza, su querido negocio estaba pasando por un mal momento y justo en la época más alegre del año. Sabía que debía buscar una solución rápida o se vería obligado a cerrar el local y dejar sin trabajo a sus empleados.
Él se negaba a ello, los muchachos eran jóvenes pero siempre lo sorprendían con la alegría y el entusiasmo que demostraban al interactuar con los niños. Sabían hacer muy bien su trabajo porque lo hacían con amor y cariño.
Miró de reojo las fotos encuadradas en la pared de su oficina. Tantos buenos momentos que habían pasado en aquella pizzería, tantas fiestas de cumpleaños en la que la alegría de los niños desbordaba...
De repente, sus ojos se posaron sobre una foto muy especial que estaba en su escritorio, la tomó entre sus manos y sonrió con nostalgia mientras la observaba. Aquella fotografía la habían tomado el día de la inauguración de la pizzería, en ella se los podía ver a él y a sus jóvenes empleados abrazados luego de que él hubiera cortado el gigantesco listón rojo que colgaba de la puerta. Fue un gran día, lleno de juegos, alegría, magia y diversión, hubo muchas familias que vinieron al local.
Por todos lados se escuchaba a los niños correr, saltar, gritar y cantar. Tanta era la felicidad de algunos que después de terminado el horario de apertura les rogaban a sus padres para quedarse un rato más...
En el rostro del mayor apareció una mueca de amargura. Simplemente no podía dejar que todos esos momentos de alegría y magia en su pizzería se terminaran...¿Pero qué podría hacer?.
Sr. Fazbear: Necesitaremos un milagro de Navidad...-dijo con desánimo-.
De pronto, el teléfono que estaba sobre el escritorio empezó a sonar. El Sr.Fazbear hizo una mueca antes de levantarlo y contestar. ¿Quién podría estar llamando a esa hora?.
Sr. Fazbear: ¿Diga?...
Freddy: Buenas Noches, Señor Fazbear-no tardó en reconocer la voz. Nunca podría olvidar la voz de una de las estrellas de su local-.
Sr. Fazbear: ¡Freddy, mi muchacho!. ¿Cómo estás?.
Freddy: Bien, disculpe la molestia por llamarlo a esta hora.
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Navidad en Freddy's Fazbear Pizza (Especial)
ספרות חובביםDebido a la falta de clientes en los últimos meses, ocasionada por los rumores esparcidos sobre la pizzería, los ingresos en la misma han bajado y el dueño del local teme tener que cerrarla para siempre antes de la Navidad. Al igual que él, sus emp...