El atardecer llegaba a su punto sobre la plaza del pueblo, tiñéndolo todo de naranja. Hacía frío, desde luego, South Park siempre vestía de blanco.
Un grupo de amigos compartían cigarros de fruta y mentol alrededor de un pasamano. El cigarrillo se consumía lentamente entre los dedos del judío que miraba como el humo ascendía y luego le daba una profunda calada antes de pasarlo.
–¿Seguro que estamos invitados? –Preguntó el rubio con un asomo de alegría, colgado del pasamano-.
–Sí, chicos, estamos invitados. Anoche me lo recordó ella con un mensaje.
Fumar era un pequeño ritual previo a la fiesta. En realidad en breve tendrían que conseguir alcohol.
–Esa puta...–sonrió Cartman y aceptó el cigarro que le entregó el judío. Miró con desagrado el filtro, sólo para molestar al pelirrojo–Al parecer nos encuentra interesantes.
–A Bebe todavía le gusta el culo de Kyle, para ella eso si es "interesante" –contestó Stan sin disimular la risa que contagió a los demás excepto al pelirrojo-
–Qué estúpido –contestó Kyle, avergonzado–
– ¿Y qué dice Bebe de mí? –Preguntó Kenny–
–Sí, ¿Qué dice ella o las demás de nosotros?
–Chicos, no lo sé, sólo era una broma. Ya saben que no hablo con Wendy hace tiempo. Cuando estaba con ella podía escuchar de qué hablaban pero ahora nada.
–Entonces no tiene sentido que nos invite.
–Mi querido judío, claro que tiene sentido, alguien tiene que llevar el alcohol ¿no?
–Si se pone aburrido nos tomamos todo y hacemos la nuestra.
Kenny terminó por tirar el filtro del cigarro y Kyle estuvo a punto de pedirle que lo recogiera y eligiera un lugar más adecuado para tirarlo.
–Como esa vez que la puta de la mamá de Kyle nos descubrió con una botellita de licor. ¡Dios, sólo era una petaca! Y ni siquiera le di vuelta la rosca como para tomar, nada.
–No le digas puta a mi mamá, gordo de mierda.
–No soy gordo, éstos son músculos, –hizo fuerza con el brazo y sí– judío desnutrido.
–Chicos, ¡chicos! acompáñenme a casa, voy a convencer a papá a que me presté el auto.
–Bueno, en lo que haces eso yo me voy a buscar ropa limpia.
– ¿Puedo pedirte una camiseta?
–Sí, tengo unas nuevas que me quedan algo largas. Hay una que seguramente te va a gustar, Kenny.
Kyle era más bajo que el rubio pero no tan delgado, le seguía Stan con una complexión trabajada y por último Cartman, él era el más alto y robusto de los cuatro.
–Yo los espero en el autoservicio cerca de la ruta, en dos horas, lleven plata para comprar todo lo necesario. Nos vemos más tarde, pendejos.
Pov Kyle
En mi casa por suerte no había nadie así que entramos y fuimos directo a mi habitación. Enseguida saqué las remeras del ropero para Kenny.
–Te las regalo, Ken.
– ¿En serio? ¿Seguro? Gracias –sonrió sacándose lo de arriba para probárselas a todas–.
–De nada, amigo. Ah, puedes usar la ducha.
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Noches de carmín
De TodoLos chicos tienen una fiesta y los planes previos comienzan a estropearse. En el camino un extraño hombre se ofrece a llevarlos al lugar de destino a las afueras del pueblo. Luego de ese suceso las misteriosas muertes en South Park repercuten en la...