|Tormento|

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Capitulo 1

Sola, triste, sin ganas de vivir, qué más da, si estoy viva o muerta, de todas formas nadie me extrañara.

—¡hija abre la puerta!—gritaban

No hay nada en este mundo que quiera recordar, desde niña he estado sola, nadie quiere estar con una don nadie, siempre estoy encerrada, sin luz, sin vida, mis padres nunca están conmigo y jamás se enteraran que he muerto, no tengo amigos a quien les preocupe,  mi vida simplemente no es nada bonita, no hay nada que me detenga, no hay nadie que en verdad me importe.

—¡Rapunzel abre la puerta!

Quien quiere estar con alguien con principio de anemia, que se corte, que nunca sorie, que no sea bonita, que se la pasa sola, que sea humillada, golpeada, nadie quiere una vida así, es por eso que he tomado esta decisión de quedarme dormida, para siempre, se que encontrare un lugar mejor.

—¡RAPUNZEL NO HAGAS OTRA VEZ UNA LOCURA, ABRE YA LA PUERTA!

Ya es la hora, tome las pastillas y en pocos minutos me sentía débil, la respiración era casi nula, empezaba a perder la consciencia, solo escuche llantos, como rompieron la puerta y de ahí caí en un largo y profundo sueño y ojala...sea para siempre.

¿Por qué hago eso? Dirán muchos, porque mi vida no es más que un maldito infierno. Todos los días las personas me miraban y me señalaban, he tratado de suicidarme desde que tenía 15 años, nunca salgo de mi habitación, ¿Por qué tome esta decisión?

"R-por favor déjenme ir

Xx—¡CALLATE!me da una cachetada—ahora serás mía.

Me empieza a besar con mucha fuerza. Mis lágrimas recorrían mis mejillas, mis pies trataban de luchar con el pero era imposible.

R¡ayuda!"

Gritaba pero nadie fue para ayudarme, después de eso, mi vida se arruino, todos se enteraron, se burlaban de mi, pasaba y todos se acercaban a mi, me tocaban como si fuera una cualquiera,  me veían con lujuria, pero nadie sabía la verdad de esa historia. Nadie la sabe, pero eso no era motivo para detenerse.

Estaba a punto de llegar a mi nueva vida, donde estaría mejor después se oyen llantos, un aparato,o respiración empieza a funcionar, al igual que los demás sentidos.

—¿Usted es la mamá de la señorita?—la voz es  gruesa, tranquila y paciente.

—no, soy su nana.—responde con tristeza.

—la señorita se esta volviendo paciente frecuente de este hospital—expresa secamente—tiene un autoestima muy bajo,  ya son siete veces que esta aquí y en un mes, ya son demasiados intentos, le pedimos que hable con ella.

—esta bien, doctor.—suspira al final. Escuche como la puerta se cerraba con lentitud, se escuchaban los sollozos de nana, al igual que el silencio preocupante del habiente.

Abri los ojos otra vez...mi intento ha fallado. No puedo creer que haya fallado. Me quitó con cuidado aquella máscara de oxígeno, mi vista empieza aclararse  poco a poco.

—Rapunzel, hija, me alegra que estes bien.—Suspiro con pesadez, ¿cómo puede decirme eso? Estoy muriendo, literalmente, pero me alegraría si en verdad lo estuviera.

Mi vista analiza la habitación blanca con el suelo sueño grisáceo. Y en la parte de enfrente, aún lado de la puerta del baño se encontraba un cuadro muy aburrido.

—no estoy bien,nana—murmullo—quiero irme y no he podido.—exprese con tristeza. Acaricia mi cabello con tristeza pero su llanto a parado, no pienso mirarla, pienso ser cortante, alejarla poco a poco y hacerle pensar que este fue mi último intento.

El amor y la felicidad no existen en mi vocabularioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora