Desnúdame el alma, desnuda mi piel, desnuda mi cuerpo, entre tus manos tómame y poco a poco besa mi cuerpo, tócalo con suavidad y emerge de tu boca aquellas palabras de amor, conéctate con mi alma y resurge cual ave fénix , de las cenizas; de aquel infierno y abismo que nos separa.
Mírame a los ojos y hazme sentir que somos uno mismo, conecta cabeza con corazón y este mismo con alma, retira los miedos y retira las inseguridades, apodérate de ti mismo pero también deja fuera todo aquello que no es parte de ti, no temas el sentir que tu corazón se acelere o que cada latido sea tan fuerte que ni siquiera te des cuenta de lo que pasa, gobiérnate, tómate el tiempo de disfrutar mi cuerpo, mi alma.
¡Exquisito!, pero a a vez mezquino...
¿Te parece que lo exquisito es saciable y que lo mezquino es exquisito?
Vaya que es la ironía de pensar que algo que nos gusta en algún momento es saciable y que lo egoísta y nefasto a veces es exquisito, insaciable.
Así que sólo desnúda mi alma pero también desnúda la tuya , lo ególatra, lo nefasto, el dolor y todo aquello que no te permite conectar contigo mismo, permite que tu alma se libere de todo aquello, esa basura inservible que hace que los seres humanos no tengamos ese contacto intimo con nosotros mismos, esa basura inservible que hace que haya ese abismo entre cada ser humano y que cada día se pierda más el hecho de que aquello que es exquisito sea insaciable.
